Sobrepensar: la trampa del malestar psicológico y físico
El pensamiento es una herramienta esencial para la supervivencia y adaptación, pero cuando se distorsiona o se desborda, puede convertirse en una fuente de malestar emocional y físico. Uno de los fenómenos más comunes relacionados
El pensamiento es una herramienta esencial para la supervivencia y adaptación, pero cuando se distorsiona o se desborda, puede convertirse en una fuente de malestar emocional y físico. Uno de los fenómenos más comunes relacionados con esta problemática es el sobrepensar o rumiación, una estrategia de afrontamiento desadaptativa que agrava el malestar psicológico. Los errores de pensamiento, también llamados distorsiones cognitivas, juegan un papel crucial en este proceso, fomentando la aparición y mantenimiento de trastornos mentales.
Los errores de pensamiento: sobrepensar y las distorsiones cognitivas
Las distorsiones cognitivas son patrones de pensamiento irracional o poco realista que llevan a interpretar de manera negativa o distorsionada la realidad. Entre las más comunes se encuentran:
- Catastrofización: Suponer siempre el peor escenario posible.
- Generalización excesiva: Tomar un evento negativo y extrapolarlo a todas las áreas de la vida.
- Pensamiento dicotómico: Ver las cosas en blanco y negro, sin matices.
- Filtrado negativo: Centrarse solo en los aspectos negativos de una situación, ignorando lo positivo.
- Personalización: Asumir que uno es el responsable de eventos externos o de los comportamientos de los demás.
Estos errores no solo afectan el bienestar emocional, sino que también pueden llevar a una activación continua del sistema de respuesta al estrés, generando efectos adversos en la salud física.
El sobrepensar: una trampa mental
El sobrepensar, o rumiación, consiste en darle vueltas repetitivamente a situaciones pasadas o preocupaciones futuras, sin llegar a ninguna resolución constructiva. En lugar de ayudar a la persona a resolver problemas, perpetúa el ciclo de malestar emocional y físico.
Estudios han demostrado que el sobrepensar aumenta la vulnerabilidad al estrés, dado que incrementa la activación del sistema nervioso simpático. Este estado de activación sostenido genera síntomas como fatiga, tensión muscular, dolores de cabeza, problemas digestivos y dificultades para conciliar el sueño (Ottaviani et al., 2016).
Sobrepensar y su relación con trastornos mentales
El sobrepensar está asociado a una serie de trastornos mentales, donde no solo actúa como un factor predisponente, sino también como un mecanismo que perpetúa el malestar.
- Trastornos de ansiedad: Las personas con ansiedad generalizada suelen caer en un ciclo de preocupación excesiva. Este patrón de pensamiento les lleva a anticipar catástrofes y estar en un estado de alerta constante, lo que agrava los síntomas ansiosos (Nolen-Hoeksema, 2000).
- Depresión: La rumiación es un síntoma clave en los trastornos depresivos. Las personas deprimidas tienden a concentrarse en eventos negativos del pasado, lo que refuerza la tristeza, desesperanza y baja autoestima (Watkins, 2008).
- Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC): En el TOC, el sobrepensar toma la forma de pensamientos intrusivos, que generan ansiedad y llevan a conductas repetitivas (compulsiones) como una forma de reducir temporalmente el malestar (American Psychiatric Association, 2013).
- Trastornos de estrés postraumático (TEPT): Las personas con TEPT suelen experimentar una reexperimentación constante del trauma. Esta rumiación sobre el evento traumático exacerba los síntomas y dificulta el proceso de recuperación (Ehlers & Clark, 2000).
Sobrepensar y malestar: ¿cómo se vinculan?
El ciclo de sobrepensar y malestar emocional se refuerza mutuamente. Las personas que sobrepiensan a menudo tratan de aliviar su ansiedad a través de comportamientos desadaptativos, como evitar ciertas situaciones, lo que solo refuerza la creencia de que las situaciones son incontrolables o peligrosas. Este mecanismo de evitación evita que la persona confronte sus miedos, perpetuando el ciclo de malestar.
A nivel fisiológico, el sobrepensar prolonga la respuesta de estrés en el cuerpo, lo que impide que el sistema nervioso parasimpático tome el control y restaure el equilibrio. Con el tiempo, este estado de hipervigilancia y estrés crónico puede contribuir al desarrollo de enfermedades físicas, como hipertensión, enfermedades cardíacas y problemas gastrointestinales (Brosschot, Gerin & Thayer, 2006).
El sobrepensar y los errores de pensamiento no solo son patrones desadaptativos de afrontamiento, sino también factores clave en la aparición y mantenimiento de trastornos emocionales. La identificación y corrección de estas distorsiones cognitivas es fundamental para mejorar el bienestar mental y físico de las personas. Intervenciones terapéuticas, como la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) y el Protocolo Unificado de Barlow, ayudan a las personas a romper estos ciclos de malestar y recuperar el control sobre su salud emocional.
Las informaciones publicadas por MundoPsicologos no sustituyen en ningún caso la relación entre el paciente y su psicólogo. MundoPsicologos no hace la apología de ningún tratamiento específico, producto comercial o servicio.
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