Trastornos de ansiedad: ¿Cómo identificarlos y cuáles son los más comunes?

A menudo invisibles para los demás pero los trastornos de ansiedad afectan seriamente al bienestar físico y emocional de las personas que lo sufren. La ansiedad ocasional es normal, pero la ansiedad se considera crónica cuando es percibida por la persona que lo sufre como excesiva, es decir, es desproporcionada en duración, intensidad o frecuencia en relación con la situación real y cuando los síntomas persisten por más de seis meses. La ansiedad no es trivial porque afecta fuertemente la calidad de vida de quienes la viven.

¿Qué es un trastorno de ansiedad?

La ansiedad es una reacción normal en nuestro cuerpo que se produce a causa del estrés y hasta puede ser beneficiosa en algunas situaciones. La ansiedad y el nerviosismo derivado de ella pueden alertarnos sobre los peligros y ayudarnos a prestarles mejor atención. El problema surge cuando los síntomas de la ansiedad prevalecen durante mucho tiempo y aparecen los denominados trastornos de ansiedad.

En la actualidad, los trastornos de ansiedad son uno de los problemas mentales más comunes y afectan a casi el 30% de los adultos en algún momento de sus vidas. Aun así, existen diferentes tipos de trastornos de ansiedad y todos ellos tienen un tratamiento eficaz para poderlos combatir.

Cuando padecemos de ansiedad lo que experimentamos es una anticipación negativa del futuro que genera tanto tensión muscular como una conducta de evitación, escape o incluso dejarnos paralizados.  De esta forma, los trastornos de ansiedad pueden hacer que las personas eviten a toda costa situaciones que desencadenen o empeoren los síntomas de la ansiedad. Por ello, se ven afectados en su día a día, en el trabajo como en las relaciones personales.

¿Cómo identificar un trastorno de ansiedad?

Existen algunas actitudes que hacen evidente que hay un problema con la ansiedad. Cuando la mayoría de estas situaciones se repiten, puede significar que estés padeciendo de uno de los tipos de trastornos de ansiedad. En ese caso, es circunstancial poder consultar con un psicólogo especialista para poder paliar el trastorno de ansiedad.

1. Calma relativa

Las personas que padecen un trastorno de ansiedad, parecen tener una actitud calmada. De este modo, la ansiedad es perversa porque actúa tanto en la mente como en el cuerpo. La mente no puede encontrar descanso, constantemente preocupada por una angustia subyacente, y causa dolor en el cuerpo: dolor de hombros, dolor de estómago, náuseas y muchos otros síntomas. La ansiedad parece imposible de detener. Nos encontramos ante una conducta de permanente análisis que nos lleva a la parálisis. 

2. Retroceder

A menudo, un trastorno de ansiedad se desencadena por una nueva situación que nos desestabiliza, donde nos sentimos desamparados, vulnerables, no a la altura..., y puede suceder instantáneamente y hacernos perder nuestros recursos. En estos casos los afectados retroceden y temen arriesgarse. Estamos ante conductas de escape. 

3. El síndrome del impostor

Incluso si tenemos un trabajo que nos gusta, una relación equilibrada y una vida social rica, siempre tenemos la sensación de que algún día alguien nos desenmascarará y se dará cuenta de que no tenemos nada que hacer allí, revelando nuestra incompetencia "hipotética" a los ojos del mundo. El síndrome del impostor causa ansiedad permanente que lleva a las personas a pensar que son de poco valor, que sucedieron allí por casualidad, estas personas sienten una tremenda presión para tratar de mejorar. De hecho, este síndrome suele estar vinculado a una falta de autoestima o a un mal autoconcepto.

4. Comportamiento compulsivo

Cuando la ansiedad es demasiado fuerte, a menudo implementamos comportamientos de amortiguación o rituales para reducirla. Para algunos, se tratará de morderse las uñas, rasgarse el cabello u otras cosas... Tenga cuidado, sin embargo, cuando estos comportamientos se conviertan en un trastorno obsesivo compulsivo (TOC), o en adicciones, se hace necesario consultar a un especialista.

5. Mantenerse siempre ocupado, una solución ilusoria

A las personas ansiosas no les gusta tener momentos de libertad, momentos de aburrimiento, porque saben entonces que los pensamientos ansiogénicos vendrán a parasitarlos y ocuparán todo el lugar. Sabiendo que incluso pueden generar ataques de ansiedad o de pánico, es comprensible que tratemos de dejarlos de lado al activarlos.

6. La omnipresencia de la ansiedad

Incluso si las circunstancias externas son favorables, la ansiedad aún puede estar presente. Los pensamientos luego parasitan nuestra mente, o incluso imágenes inquietantes, y sentimos los síntomas físicos de la ansiedad: náuseas, temblores, sudoración, ... Si la ansiedad se manifiesta sin razón aparente, es un trastorno de ansiedad generalizada y es aconsejable consultar a un terapeuta.

7. Perfeccionismo

Los perfeccionistas a menudo se sienten ansiosos porque se pierden en los detalles y los plazos impuestos representan una gran ansiedad para este tipo de personas. Necesitan un trabajo perfecto, incluso más allá de lo que se les pide, que requiere mucho tiempo, energía, preguntas, indecisión, lo que alimenta su angustia.

8. Rumiación o dolor de cabeza

Las personas ansiosas están atentas a sus sensaciones menos agradables y, por lo tanto, dan como resultado una mala interpretación de su entorno: Ya sea por los ojos de los demás, sus gestos, su forma de abordarlos, a menudo los hacen deducciones que no tienen lugar. Las personas ansiosas también son especialistas en revivir las situaciones o conversaciones diciendo que deberían haberlo hecho mejor, o que tenían que haber dicho esto o aquello... Es necesario que estas personas aprendan a deshacerse de esta rumiación porque genera frustración y aún más estrés.

9. El miedo al fracaso

No podemos decirnos a nosotros mismos que lograremos vivir nuestras vidas sin cometer errores, porque el error es humano. La ansiedad por el rendimiento mantiene al individuo en este miedo al fracaso. Hay que decir que el fracaso es una forma de aprender, que no hay fracaso en ese aprendizaje.

"El éxito no es definitivo, el fracaso no es fatal: lo que cuenta es el coraje para continuar"

Winston Churchill

10. Incapacidad para actuar

Para algunas personas, enfrentarse a cuestiones cotidianas como hacer gestiones simples o llamadas telefónicas, puede ocasionarles un alto estrés y tienden a prosponer la acción. Cuando una persona sufre de un trastorno de ansiedad  suele evitar aquellas situaciones que implican un esfuerzo para  salir de la zona de confort.

11. No somos lo que parecemos ser

Los demás nos felicitan por nuestra vida, nuestro trabajo, nuestra familia o elogian constantemente nuestras cualidades. Pero dentro las personas con un trastorno de ansiedad tienen el temor de que todo se desmorone de la noche a la mañana. A veces se piensa en dejar todo, para no afrontar la posibilidad de que algún día todo se desmorone.

12. La culpa

Cuando se sufre de un trastorno de ansiedad, la persona afectada se siente responsable de los eventos externos adversos que no se pueden controlar. Aunque no sean controlables o excedan a su capacidad de acción, la culpa es un mecanismo interno que las personas que padecen de ansiedad usan para mejorar, pero es muy invalidante. 

Tipos de trastornos de ansiedad

Cuando nos referimos a trastornos de ansiedad no hablamos solo de uno. La realidad, es que las preocupaciones y miedos de nuestro día a día afectan cada vez más a nuestro estado emocional provocando nervios, estrés y ansiedad.

La intensidad con la que vivimos estas situaciones puede terminar por generar unos sentimientos desbordados donde situaciones cotidianas se convierten en un mundo que no sabemos cómo sobrellevar. De esta manera, el trastorno por ansiedad se ha convertido en una de las patologías más frecuentes entre las personas. No todo el mundo sufre los mismos síntomas o su ansiedad está originada por las mismas causas. Existen diferentes tipos de trastornos de ansiedad, aquí te mostraremos los más comunes para que los puedas identificar.

1. Trastorno de ansiedad generalizada

Relacionamos la ansiedad generalizada con temas múltiples como el trabajo, la familia, la pareja, el dinero o incluso qué ocurrirá en nuestro futuro. Se trata de una preocupación constante de algo que no podemos controlar y no tiene por qué ser importante, pero el no poder controlarlo y no saber qué ocurrirá nos crea ansiedad y miedo. Incluso podemos tener insomnio y cansancio de tanta preocupación por no poder anticiparnos a lo que ocurrirá en nuestra vida.

2. Trastorno de pánico

Cuando el trastorno por ansiedad aparece en distintos episodios de forma repentina y muy intensa con una alta activación fisiológica, estamos ante un  ataque de pánico. En ese momento sentimos miedo, dificultad para respirar e incluso latidos rápidos, como si fuese un ataque al corazón,  pues pensamos que ocurrirá una catástrofe. Tener un ataque de pánico no significa tener un trastorno de pánico. Se considera que existe un trastorno de pánico cuando la persona teme que se produzca un ataque de pánico. En realidad el trastorno de ataque de pánico es miedo a tener miedo incontrolable. Es posible que venga acompañado con agorafobia, de hecho quiénes los sufren evitan sitios en los que no pueden escapar en caso de notar los síntomas. Es muy característico que no vayan donde hay grandes aglomeraciones de gente (cines, conciertos, discotecas, etc.), sitios donde no puedan salir fácilmente (metro, autobuses), y tienden a sentarse cerca de sitios fáciles de evacuar. 

3. Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC)

Este trastorno se caracteriza porque la persona que lo padece tiene pensamientos o imágenes obsesivas e intrusivas donde algo horrible ocurrirá. Son pensamientos muy poco saludables y esa persona puede ser consciente e intentar neutralizarlos para rebajar esa obsesión, a través de rituales. Algunos ejemplos de rituales bastante frecuentes pueden ser lavarse las manos repetidamente pensando que tiene gérmenes y podría enfermar con resultado fatal para ellos o persona de su alrededor, contar las veces que apagas la luz para no dejártela encendida o incluso mirar si la puerta de casa está cerrada varias veces. Estos últimos son rituales de comprobación para aumentar la ilusión de seguridad total.

4. Trastorno por estrés postraumático (TEPT)

Este tipo de trastorno de ansiedad proviene por la exposición a la muerte, lesión grave o violencia. Esta situación puede haber sido real o amenazante. La experiencia no tiene porqué ser directa , puede ser que haya ocurrido a otros y estos sean testigos. Esta exposición no se refiere a medios electrónicos como televisión, juegos, etc. La persona que lo padece evita situaciones o pensamientos que le recuerden a suceso traumático. Pueden sufrir amnesia total o parcial, visión negativa del mundo y de sí mismos, desapego, pesadillas, imágenes intrusivas, estado de alerta y reactividad.

5. Fobia social

Hablamos de trastorno de ansiedad social cuando nos provoca miedo vivir una experiencia vinculada a relaciones sociales por inseguridad, vergüenza e incluso por temor a no ser aceptado por los amigos o personas que se encuentren en ese círculo. Pensando que nos podrás juzgar o nos sentiremos al margen y poco integrados.      

6. Agorafobia

La agorafobia ocurre cuando sentimos pánico a espacios abiertos, haciéndonos vulnerables y provocando ataques de ansiedad. Por este motivo, las personas que lo padecen suelen recluirse en sus casas por el miedo a salir a la calle. Sin embargo, este trastorno por ansiedad también se produce en situaciones donde podemos sentirnos atrapados o indefensos.

Además de los seis trastornos por ansiedad expuestos anteriormente, siendo los más frecuentes, no debemos olvidar que no son los únicos, existen muchos más como las fobias específicas, el trastorno de ansiedad por separación o el mutismo selectivo.

Es difícil vivir con la ansiedad en la vida cotidiana y puede tomar diferentes formas, porque es como un monstruo

Las informaciones publicadas por MundoPsicologos no sustituyen en ningún caso la relación entre el paciente y su psicólogo. MundoPsicologos no hace la apología de ningún tratamiento específico, producto comercial o servicio.