La crítica patológica hacia uno/a mismo/a
La excesiva crítica está relacionada con una baja autoestima. Un tema con una gran carga social en la que se valora el éxito externo.
La crítica tiene muchas armas. Entre las más efectivas figuran los valores y reglas de vida que ha tenido toda su vida. La crítica tiene una forma de volver sus " debes " contra tí. Compara su forma de ser con la forma en que debería ser y le juzga insuficientemente. Le llama estúpido si a la mesa que habría tenido que preparar para los invitados le falta la servilletas, cuando a esa mesa tendría que haber estado perfecta. Dice la regla: " Un matrimonio debe durar para siempre ", y se considera un fracaso tras su divorcio. Otra regla: " primero los niños" y entonces le llama egoísta por quedar con amigas por ejemplo.
¿Por qué nos criticamos?
La crítica nace durante su más temprana experiencia de socialización a manos de tus padres. Durante toda su infancia tus padres le enseñan qué conductas son aceptables, cuáles son peligrosas, cuáles son moralmente reprobables, cuáles son loables y cuáles causan enojo. Hacen esto abrazándole y premiándolo por la conducta correcta y castigándole por las conductas peligrosas, malas o molestas. Es imposible crecer sin haber experimentado un gran número de situaciones de castigo. A estas situaciones de castigo, se les ha denominado " gestos prohibitivos " que de manera clara son temibles y rechazables. Un niño al que su padre le da un cachete o echa una reprimenda siente muy intensamente la retirada de la aprobación paterna. Es por unos instantes una mala persona.
Consciente o inconscientemente, el niñol y la niña sabe que sus padres son la fuente de todo su sustento físico y emocional. Si fuera objeto de rechazo o marginación por su familia, moriría. La aprobación paterna es, por tanto, cuestión de vida o muerte para el niño. La experiencia de ser malo/a puede sentirse muy hondamente, porque el ser malo/a conlleva el terrible riesgo de perder todo apoyo.
Todos los niños y las niñas crecen con residuos emocionales de los gestos prohibitivos. Retienen el recuerdo consciente e inconsciente de todos aquellos momentos en que se sintieron malos o fueron reprobados. Estas son las inevitables cicatrices que el crecimiento deja en tu autoestima. Esta experiencia es también el punto de partida de la crítica, que se nutre de estos sentimientos de " no está bien ". Queda aún una parte de tí dispuesto a creer que eres malo tan pronto como alguien se enfada contigo, o cuando cometes un error, o cuando no alcanza un objetivo. Esta sensación temprana de no estar bien es la razón por la cual los ataques de la crítica parecen encajar tan bien con lo que tú ya crees sobre tí mismo.
Si los tempranos gestos prohibitivos fuesen moderados, la crítica adulta atacaría rara vez. Pero si se le dieron enérgicos mensajes acerca de su maldad durante la niñez, la crítica adulta disparará sobre tí a la menor oportunidad que se le presente.
Las personas con baja autoestima recurren a menudo a la crítica para ayudarles a afrontar los sentimientos de ansiedad, desamparo, rechazo e insuficiencia. Paradójicamente, mientras que la crítica le golpea, también le hace sentirse mejor. Ésa es la razón por la que es tan difícil librarse de la crítica. Ésta puede jugar un papel decisivo en hacerle sentirse más seguro y cómodo en el mundo.
Desgraciadamente, el precio que ha de pagar por el apoyo de la crítica es muy alto y además socava su sentimiento de valía. Pero es reforzado a seguir escuchándola porque siempre la crítica se las compone para hacerle sentirse un poco menos ansioso, menos incompetente, menos impotente o menos vulnerable a los demás.
Desgraciadamente, el precio que ha de pagar por el apoyo de la crítica es muy alto y además socava su sentimiento de valía. Pero es reforzado a seguir escuchándola porque siempre la crítica se las compone para hacerle sentirse un poco menos ansioso, menos incompetente, menos impotente o menos vulnerable a los demás.
¿Cómo afrontar las autocríticas?
Para conseguir controlar a la crítica, primero tienes que ser capaz de oírla. En cada momento consciente de tu vida, estás implicado en un monólogo interior. Interpretas la experiencia, resuelve problemas, especula sobre el futuro, revisas los sucesos acontecidos. La mayor parte de esta conversación interior continuada es útil, o a lo sumo inocua. Pero en algún lugar se encuentra ocultos en el monólogo las denuncias de su crítica. Para cazar a la crítica en el acto de criticarle es preciso una especial vigilancia. Has de estar escuchando por el intercomunicador de tu monólogo interior. Tienes que coger a la crítica cuando dice: " Estúpido... otro error idiota... eres débil... nunca conseguirás un empleo porque te funciona algo mal... eres mal conversador... la está desanimando.... "
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