Solo quiero dormir: ¿Por qué?
¿Sólo tienes deseos para dormir? ¿Crees que no puedes salir de la cama? Quizá estés sufriendo de sueño excesivo. Descubre las principales causas de sólo querer dormir y cómo solucionarlo.
“Desde hace tiempo solo quiero dormir. No quiero pensar ni hacer nada…”. Muchas personas pueden sentirse identificadas con esta expresión, con ese estado de inacción, en el que todo pesa, todo abruma, y se opta por dormir como única solución. Ahora bien, no siempre lo es, ya que puede utilizarse como un mecanismo de evasión o escape.
Dejarse llevar por el deseo de dormir y convertirlo en el centro del día a día indica que algo no anda bien. Se trata de una señal de alerta que no debemos dejar pasar desapercibida, pues es normal encontrarse cansado a veces, al igual que es necesario el descanso, sin embargo cuando solo se tienen ganas de dormir lo que ocurre es otra cosa. Veámoslo a continuación.
Solo quiero dormir: principales causas
Dormir es inherente al ser humano. Necesitamos dormir para que el organismo se regule y lleve a cabo ciertas funciones, como la segregación de la hormona del crecimiento, la recuperación de energía o la reorganización de la información, entre otras. Por lo tanto, el sueño es una función vital, además de neuroprotectora.
El problema ocurre cuando se experimenta una descompensación, es decir, cuando hay una falta de sueño recurrente o bien una necesidad de dormir excesiva. En este caso, nos centraremos en esta última.
Así, según una investigación publicada en la revista Annals of Neuropsychology, el sueño excesivo, en concreto, dormir más de 9 horas, afecta a la calidad de vida. Lo que significa que las actividades académicas, profesionales y sociales también se ven afectadas. Ahora bien, ¿Cuáles son las principales causas de que una persona solo quiera dormir?
-
Dormir como mecanismo de escape
Algunas personas cuando tienen problemas o dificultades duermen para escapar del sufrimiento. Algo así como “dormir para no sufrir”. Se trata de una actitud pasiva en la que no se lleva a cabo el afrontamiento del problema real, por lo que el malestar se mantiene en el tiempo.
También es común en situaciones de saturación mental en las que ya no se puede más. Lo que está muy relacionado con la procrastinación y la ansiedad. Sea como sea, la intención es dormir para evitar confrontar y asumir responsabilidad.
-
Estrés acumulado
Hay épocas sobrecargadas de preocupaciones y presiones, ya sean laborales, familiares o sociales. La cuestión es que si no baja el ritmo, la persona puede acabar bloqueada e incluso presentar alguna dolencia física como consecuencia del estrés.
Así, cuando una persona en este tipo de situaciones expresa eso de “solo quiero dormir”, lo que quiere es descansar, desconectar de ese ritmo frenético y de la hiperactividad. Por lo tanto, la mejor opción es dar al organismo lo que necesita: un parón para recuperar fuerzas y energías.
-
Depresión
La depresión está relacionada con los trastornos del sueño, tanto con aquellos que suponen una necesidad de sueño excesivo (hipersomnia) como los relacionados con una falta de este (insomnio y otros). De hecho, suele ser común en las personas que padecen trastornos del estado del ánimo tener como refugio la cama o el sofá como un intento de aliviar su sufrimiento, aunque a largo plazo suponga todo lo contrario.
-
Trastornos relacionados con el exceso de sueño
Además de todo lo anterior, dormir en exceso también puede ser un síntoma de otros trastornos, como afirma la Sociedad Española del Sueño. De ahí que sea recomendable acudir al médico para informar de cómo nos encontramos.
Los trastornos y dificultades relacionados con el exceso de sueño son los siguientes:
- Síndrome de Kleine-Levin: se trata de un trastorno neurológico poco frecuente y con mayor prevalencia en hombres. Se caracteriza por profundos episodios de hipersomnia, inestabilidad emocional, hiperfagia e hipersexualidad.
- Narcolepsia: una enfermedad de origen neurológico que se caracteriza por una somnolecia diurna excesiva y en algunos casos cataplejías.
- Alteraciones hormonales: los cambios hormonales afectan a la calidad del sueño. Por ejemplo, en cuanto a la gran necesidad de sueño, podemos mencionar al funcionamiento de las hormonas tiroideas en el hipotiroidismo, el cual se relaciona con episodios de fatiga, cansancio y sueño excesivo.
- Enfermedades médicas: anemia, enfermedades cardiovasculares, fibromialgia, obesidad o diabetes son algunas de las enfermedades relacionadas con las alteraciones del sueño.
- Abuso de sustancias: las drogas alteran el funcionamiento del organismo de muchas maneras. Una de ellas es la afectación de los patrones del sueño, provocando en algunos casos episodios de gran somnolencia.
¿Qué puedo hacer si solo quiero dormir?
Lo más recomendable es acudir al médico, ya que como hemos visto las causas pueden ser diversas: desde una alteración hormonal hasta problemas psicológicos. El hecho es que tener esa sensación de “solo quiero dormir” constituye un signo de alerta de que algo nos ocurre, de ahí que sea importante identificarlo y actuar, en lugar de dejarlo pasar. Este nos dará algunas recomendaciones y si lo considera necesario nos derivará a algún especialista, como el psicólogo.
Eso sí, existen una serie de hábitos y consejos que pueden ayudarnos cuando nos encontramos en esta situación o incluso cuando notamos que la calidad del sueño ha empeorado. Son los siguientes:
1. Tomar una rutina
Establecer una rutina y horarios fijos en la medida de lo posible. Llevar una vida ordenada facilita el descanso y la recuperación.
2. Tener períodos de descanso
De vez en cuando hay que hacer pausas para relajarnos y desconectar de aquello que estamos haciendo para conectar con nosotros. Si no descansamos, es imposible rendir, pero también disfrutar.
3. Hacer ejercicio
El ejercicio nos ayuda a luchar contra el sedentarismo y facilita que nos encontremos mejor a través de la segregación de endorfinas.
4. Practicar meditación o realizar ejercicios de relajación
Meditar, respirar o hacer una relajación son una vía perfecta hacia la calma y el bienestar. Gracias a ello, podemos apagar el ruido de la mente, ordenar ideas y evitar preocuparnos por aquello que puede que no suceda o que en ese momento no podemos resolver.
5. Hacer actividades con las que se disfrute
No hay nada como dedicar un tiempo a hacer aquello que nos gusta. Quizás al principio nos resulte difícil, pero si poco a poco lo ponemos en práctica a la larga nos resultará muy satisfactorio. Como expresa el psicoterapeuta Russ Hurris, “la acción comprometida es lo primero, sentirse motivado viene después”.
6. Tener una alimentación sana
Una alimentación equilibrada también es importante para sentirnos mejor y evitar el sueño excesivo. De ahí, que las cenas copiosas no sean recomendables.
7. Reflexionar sobre los patrones de sueño
¿Cuánto dormimos? ¿más o menos qué media de horas diarias? ¿cómo nos despertamos? ¿qué sensaciones tenemos? Chequear nuestro descanso es fundamental, ya que podemos probar a hacer algunos cambios y comprobar cómo nos afectan.
Como vemos, la expresión de “solo quiero dormir” está relacionada con un gran número de aspectos, entre los que destacan la calidad de nuestro descanso y los hábitos que tenemos en nuestro día a día. No olvidemos que el sueño nos ayuda a regularnos, por lo que es fundamental preocuparnos por ello y acudir al especialista cuando sintamos una necesidad de sueño excesivo.
Las informaciones publicadas por MundoPsicologos no sustituyen en ningún caso la relación entre el paciente y su psicólogo. MundoPsicologos no hace la apología de ningún tratamiento específico, producto comercial o servicio.
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD