El niño malcriado

Roberto cogió el libro de las manos de su  hermano, lo arrojó al suelo y lo pisoteó. Estaba berreando. Se agachó para recogerlo y le arrancó la tapa. Su hermano lo miraba asombrado.

15 MAY 2014 · Lectura: min.
El niño malcriado

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"Roberto, es un niño malcriado: exigente, destructivo, se siente frustrado con facilidad, e insite en salirse siempre con la suya. Le cuesta mucho llevarse bien con los demás. Es infeliz y hace sentir mal a los otros."

Los niños malcriados tienen un comportamiento egocéntrico e inmaduro. Muestran una gran falta de consideración hacia los demás. No obedecen las normas de la casa y pueden incluso negarse a comer o a dormir Piden cosas poco razonables. Incluso cuando sus demandas se ven satisfechas, no están contentos durante mucho tiempo. Ante el menor contratiempo, reaccionan con una rabieta, lloros, mordeduras o patadas.

¿Por qué se convierte un niño en un tirano?

Un niño se convierte en un tirano cuando sus padres no logran establecer unos límites apropiados a su comportamiento. Si el niño pequeño ve siempre satisfechas todas las demandas, espera que los demás reaccionen también de la misma forma. Si se sale con la suya cuando solloza o tiene una rabieta, nunca aprenderá la forma adecuada de actura. Si no se le enseña a compartir, siempre cogerá los juguetes que desee. Los padres nunca malcrían ni consienten a sus hijos de forma intencionada. El resultado se produce porque imponer los límites es una tarea difícil, que requiere mucho tiempo. Cuando se produce una confrontación, puede parece más sencillo arreglar las cosas de forma rápida y dejar para otra ocasión la enseñanza de la norma o del principio implicado. No obstante, como ese día nunca llega, lo que persiste es un ESQUEMA DE COMPORTAMIENTO INADECUADO.

Otra forma de malcriar a un niño se produce cuando existe confusión entre las necesidades y los caprichos. Cuando los padres estén en una tienda, por ejemplo, el niño gritará y llorará de forma escandalosa para convencerlos de que tener determinado muñeco es cuestión de vida o muerte. Los padres le compran el muñeco para atajar las lágrimas. Al día siguiente comprueban con desesperación que el muñeco yace en el olvido y despreciado bajo la mesa de la cocina. El niño está tan habituado a conseguir cosas que incluso los juguetes más caros dejan de tener significado para él.

La vida con un niño consentido supone un estrés tremendo. Los padres se sienten enfadados y frustrados. Algunos están tan desmoralizados que tiran la toalla y permiten que su hijo haga lo que quiera. Los profesores también lamentan tenerlo en clase ya que la enseñanza de las normas es algo que debe ser emprendida en los propios hogares.

¿Cómo tratar este tipo de comportamiento?

Lo mejor es siempre prevenir. El sistema más eficaz consiste en presentar las normas a medida que se precisan. Los niños las van absorbiendo de una forma natural, día tras día. Su comportamiento se va moldeando gracias a una exposición constante a un tipo de guía suave pero constante.

Es posible cambiar un comportamiento negativo. La estrategia consiste en comenzar con unas pocas reglas sencillas, no negociables, para impedir un tipo de comportamiento peligroso o entrometido. Por ejemplo, si el niño no está sentado en su silla del coche, éste no se pone en movimiento. Cuando el niño domine las normas principales es posible añadir otras. Si el niño no cumple las normas aplique la técnica de la pausa obligada o tiempo fuera. No hay motivo para criticar, amenazar o pega. El niño debe aprender a obedecer las normas NO POR MIEDO, sino porque representan un comportamiento adecuado.

El niño demasiado exigente puede ser ayudado de dos formas: 1.- haciendo que el niño confíe más en sí mismo y; 2.- recibiendo la ayuda deseada pero no, enseguida.

El niño reacciona ante este endurecimiento de las normas poniendo a prueba a sus padres. Quizá llore o tenga rabietas. Tal vez pegue o arroje cosas al suelo. Pero si los padres no ceden, y se mantienen firmes, el niño se dará cuenta de que los cambios van en serio. Es entonces cuando comenzará el progreso de verdad.

Si un niño tiene un comportamiento malcriado a cierta edad, siempre es posible cambiar la situación.

Una guía amorosa mejorará su comportamiento y ofrecerá una mejor salida a los padres como al mismo niño.

Lic. Lolimar Rodríguez B. Psicopedagoga Clínica Col. C.V. Nº 375

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Escrito por

Lolimar Rodríguez B.

Lolimar Rodríguez es licenciada con más de 17 años de experiencia en el ámbito infantil, adolescente y adulto. Es coach personal, así como perito judicial en el ámbito del menor. Además, se mantiene en continua actualización formativa en psicología y psicopedagogía clínica.

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