¿Cuál es la importancia del entorno en la educación?

La improtancia del entorno en la educación es más que esencial para promover un buen desarrollo en los niños. Por este preciso motivo, establecer un entorno escolar que favorezca un buen ambiente emocional y psicológico es una de las claves para su crecimiento. 

¿A qué hace referencia el entorno de aprendizaje?

"Yo soy yo y mis circunstancias"

Ortega y Gasset

El entorno y el momento por el que se atraviese influyen siempre en el ser humano, ya sean adultos o niños. Y, en el caso de los más pequeños, un entorno de aprendizaje poco propicio puede derivar en trastornos importantes en el comportamiento que, si no se tratan, impiden la buena marcha de su desarrollo psicológico y emocional.

Así, estos trastornos pueden darse tanto en el entorno escolar como en el familiar, por lo que es importante que exista una relación fluida entre padres y profesores y que ambos presten atención, por ejemplo, a si el niño presenta cambios de humor exagerados, comportamientos agresivos, cambios de hábitos en el sueño, un descenso pronunciado del rendimiento escolar o, en el caso de los más mayores, Trastornos de la imagen, llegando a trastornos como anorexia o bulimia, a recurrir al alcohol o drogas, de efectos devastadores en esta edad, o el absentismo escolar.

¿Cómo podemos mejorar el entorno de aprendizaje?

Diversos psicólogos apuntan a que los padres han cambiado su actitud en las últimas décadas, pasando de ser excesivamente rigurosos con los hijos a ser demasiado permisivos, intentando compensar así la falta de tiempo que les dedican por cuestiones laborales. Pero este comportamiento ha derivado en que los niños sean cada vez menos educados y más desobedientes e irrespetuosos con los adultos.

1.    Marcar límites

Por ello, los especialistas recomiendan marcar límites desde el principio y crear una serie de normas y pautas básicas de comportamiento, que deben ser entendidas y cumplidas por parte de los más pequeños, para evitar que éstos acaben dominando las situaciones.

2.    Padres participativos

Hay que ser conscientes en todo momento de la influencia que los progenitores ejercen sobre sus hijos. Es decir, las preocupaciones que los padres viven por la crisis económica, la falta de ingresos o la pérdida del trabajo, son situaciones que, si no se controlan, pueden derivar en que los niños sufran un marcado sentimiento de angustia que no saben ni pueden afrontar por sí solos.

Así, conviene que los adultos procuren gestionar el estrés y la ansiedad con sentido común y siempre dejando aparte de sus problemas a los menores, dejando claro a los menores que no es un problema que tengan que resolver sino del que los padres se ocuparán.

3.    Explicar lo que sucede

Además, se incide en la importancia de explicar las situaciones de una forma natural para que, por ejemplo, si no se pueden hacer vacaciones porque los miembros de la familia están en el paro, el niño no llegue a desarrollar, incluso, un sentimiento de culpabilidad o de castigo por algo que ha hecho mal.

¿Por qué es importante el entorno de aprendizaje?

Vivimos inmersos en la violencia cultural. Este término se refiere a aspectos culturales, religiosos, ideológicos, etc. que pueden ser utilizados en determinados momentos y/o lugares para justificar el uso de la violencia. La clave está, no obstante, en utilizar el conflicto para reflexionar, aprender y mejorar a la persona y a la sociedad en general. El entorno escolar no está exento de esta violencia. Éste es un tema que se ha convertido en una de las mayores preocupaciones actualmente en todas las sociedades.

Una de las soluciones para mejorar el entorno escolar o el entorno del aprendizaje es promover la cultura de paz debería ser una materia más dentro del currículum escolar, que se impartiera ya desde edades tempranas, de esta manera conseguiríamos minimizar (y en el mejor de los casos, eliminar) los casos de violencia escolar, ya que se fomentarían actitudes y hábitos pacíficos y de respeto al otro en los alumnos.

La cultura de paz se basa en promover en los pequeños las habilidades, los valores y las actitudes necesarias para hacerse respetar, respetando, para resolver constructivamente los conflictos que les surgen en su vida cotidiana tanto en casa, como en la escuela, o en la comunidad. En el entorno escolar, consigue mejorar el ambiente socio-educativo y hace que los niños crezcan con unas actitudes que favorecen el bienestar de toda la comunidad.

Para promover estas habilidades pacíficas y de convivencia, se pueden implementar en las escuelas métodos de diálogo y consenso (es decir, mediación entre iguales o mediación por parte de adultos) o métodos de beligerancia positiva (que sería el escenario de la cultura de paz), en los que los protagonistas son los propios implicados en los conflictos, que logran llegar a acuerdos del tipo yo gano, tu ganas.

Gracias a la mediación y a las diferentes formas de regulación de conflictos, se fomenta la asertividad, la empatía y la escucha activa entre los niños, hecho que, a su vez, aumenta su autoestima y su autoconfianza. La mediación entre iguales fomenta la autonomía de los niños en la resolución de conflictos, ya que no dependen de un adulto que les supervise. Además se bajan las probabilidades de que puedan aparecer actitudes a favor del bullying o el acoso escolar.

Es necesario que los alumnos aprendan a negociar de forma cooperativa, es decir, que lleguen a acuerdos del tipo ganar-ganar y para ello es fundamental la implicación y el compromiso de toda la comunidad educativa y de las familias.

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