¿Qué tipo de relación se puede tener con un ex?

Las relaciones de pareja nos marcan, especialmente cuando han tenido una duración prolongada en el tiempo, aunque no siempre sea así, ya que a veces las relaciones cortas pueden ser muy intensas y marcar enormemente a la persona. Sea como sea, los ex son personas que dejan huella y a veces se mantienen en la vida de uno/a pero de una forma diferente.

Un tema de debate entre amigos suele ser qué tipo de relación se debe o no llevar con las ex-parejas. Seguro que habrás hablado alguna vez sobre este tema y puedes encontrar opiniones de todos los tipos, desde personas que dicen que intentan ser mejores amigos con sus ex a personas que no quieren saber nada de ellos. Ahora bien, ¿qué opción es mejor?

Considerar a tu ex-pareja como mejor amigo/a

A fin de cuentas tu pareja ha sido tu mejor amigo/a durante la relación, así que... ¿por qué no seguir valorándolo así? En realidad puede ser muy beneficioso si la relación de amistad es sana por ambas partes, pero si una de las dos personas aún está enamorada puede ser que haya problemas en el futuro. Además, se pueden malinterpretar ciertos comportamientos que pueden dar pie a situaciones incómodas tanto para vosotros como para la familia.

Por otra parte, aunque no haya nada de sentimientos románticos hacia la otra persona, puede seguir existiendo el sentimiento de pertenencia, es decir, sentir que la persona nos pertenece y no puede ser pareja de nadie más. Eso desencadena celos y situaciones problemáticas que pueden provocar problemas de relación y una ruptura de la amistad.

Si se tienen hijos en común, tener a tu ex como tu mejor amigo puede ponerte las cosas muy fáciles, aunque hay que dejar muy claro a los niños la realidad y eso a veces les puede confundir. Por otra parte, tiene como ventaja que probablemente la comunicación entre vosotros será muy buena y podéis llevar una educación similar o hablar sobre los desacuerdos o inconsistencias en las normas de cada casa.

Otro punto importante es cuando llegue el momento de iniciar una nueva relación de pareja o que tu ex haga lo mismo. Puede ser que las nuevas parejas se sientan celosas del feeling existente con tu ex y puede haber contratiempos con la pareja actual por aquello de "donde hubo fuego siempre quedan cenizas", así que es muy importante trabajar en ese punto la comunicación con la pareja que se forme.

Mantener una fuerte amistad

Aunque no consideres a tu ex-pareja como tu mejor amigo/a puede ser que quieras mantener una amistad con él/ella, ya sea porque tenéis amigos en común, por los hijos o porque simplemente consideras que es una persona que quieres que esté en tu vida.

Para poder hacer ese trabajo debe suceder lo mismo que en el punto anterior. Si uno de los dos aún siente algo por el otro, puede haber problemas y malentendidos, así que dejar un tiempo prudencial de distancia es fundamental para poder mantener en un futuro la relación de amistad. Puede que seas tú quien lo tiene muy claro y sepas separar a la perfección la amistad de lo que hubo pero quizás la otra persona no es capaz de hacer lo mismo aunque diga que sí. O bien puedes seguir manteniendo la esperanza de que la relación se arregle y volváis a estar juntos. Si es así, distánciate porque te harás daño. Pasado un tiempo, cuando ya no sientas lo mismo, es el momento de retomar la amistad si sigues deseándola.

Las ventajas e inconvenientes son las mismas que en el punto anterior. Como positivo cabe añadir que tener una relación de amistad con un/a ex es tener una relación casi incondicional, como familiar. La otra persona conoce todo de ti y tú conoces todo de él/ella, por lo que puedes contar con esa persona siempre que lo necesites y te va a poder ayudar mejor que nadie más. Ahora bien, mantener esa amistad es muy difícil por todo lo comentado anteriormente y supone un gran esfuerzo, especialmente en los primeros años después de la ruptura.

Ser "colegas"

Por colegas se entiende compañero de vida con el/la que compartes momentos de ocio puntuales o tienes una cierta comunicación con él/ella. Eso implica que el grado de intimidad es mucho menor que con una relación de amistad.

Este tipo de relación tiene la ventaja de que puedes mantener una cierta distancia con la persona y no tienes porqué conocer lo que sucede en su vida íntima y él/ella tiene que respetar tu espacio de la misma forma que lo haces tú.

Además, no tienes porqué renunciar a lo que te gustaba de esa persona ni distanciarte totalmente pero tampoco tienes porqué contárselo todo.

Por otra parte, si tenéis hijos en común tener una comunicación cordial y un cierto "buen rollo" siempre va bien para los niños. Eso hará que no os hagáis la zancadilla continuamente y por tanto, los menores crecerán con pautas más consistentes y con un mejor ambiente emocional en casa.

El posible inconveniente que te puedes encontrar sólo es que no podáis llevar ese trato, que no esté uno de los dos preparados y necesite más tiempo de distancia o que tú quieras la cordialidad pero la otra persona no lo desee. Ante eso no puedes hacer nada más que esperar a ver si decide cambiar de opinión y sino, respetarla.

No tener nada de comunicación ni relación

Ojos que no ven corazón que no sienten. Después de una ruptura este paso es necesario y a veces, cuando ya se tiene superado, no necesitas tener contacto con la otra persona o no lo/la quieres en tu vida. Puede que el daño ocasionado haya sido irreparable y estás en tu derecho, de la misma forma que lo está también la otra persona.

El principal inconveniente de esta opción es cuando hay hijos de por medio. Algo de comunicación es imprescindible para poder coordinarse con el otro progenitor. Así que quizás tienes que hacer de tripas corazón y mantener el contacto. Eso sí, si empezáis a tiraros los trapos sucios o a perjudicaros, los niños serán los que se vean resentidos. Intentad hacer un esfuerzo por su bien.

Encarni Muñoz Silva

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