Del cole al instituto: conocer la adolescencia (II)
Ahora veremos los otros dos rasgos característicos de la adolescencia: proceso de separación de los padres con un reforzamiento de la tendencia grupal y desarrollo afectivo y sexual.
En el artículo anterior (I) vimos cómo tenía lugar la crisis de identidad necesaria para la formación del adolescente. Ahora veremos los otros dos rasgos característicos de la adolescencia que quedan.
- Proceso de separación de los padres con un reforzamiento de la tendencia grupal.
- El adolescente se encuentra en un conflicto permanente entre su deseo de un mayor espacio personal y unas necesidades que le hacen dependiente de su familia (casa, comida, protección...) Si se queda, no apuntala su identidad diferenciada; si se va, se queda "colgado", indefenso… (todavía no es autónomo tanto en lo emocional como en lo material).
Este conflicto independencia-dependencia preside toda la adolescencia. El desarrollo de la propia identidad empuja al adolescente a confrontarse con los padres y de paso con toda autoridad.
La necesidad de independencia se expresa a dos niveles: como necesidad de intimidad y espacio propio y como capacidad de tomar decisiones sobre su vida y su futuro.
El adolescente y su afiliación grupal: transición para el mundo externo
En las tareas de diferenciación de sus familias y en su maduración emocional, los "colegas" juegan un papel esencial. Unos "colegas" con los que inicialmente se tenderá a identificar de forma plena, para luego, si va avanzando apropiadamente en las tareas de desarrollo, irse diferenciando de ellos.
El grupo constituye así la transición necesaria en el mundo externo para lograr la individualización y en él los adolescentes intentan establecer su identidad individual que les permita a la vez ser un miembro del grupo y alguien especial. El grupo ofrece un "ideal de persona" y un marco de referencia al que parecerse y en el que ser uno mismo.
Durante la adolescencia se descubre el valor de la amistad. Entre los amigos todos se identifican con cada uno en un proceso tan intenso que, a veces, la separación del grupo parece imposible y el individuo pertenece más a éste que a su familia. Debemos tener en cuenta el peligro de que en el grupo se puedan provocar espirales de comportamiento, de forma que se arrastren unos a otros y todo ello puede llevar a situaciones peligrosas o destructivas.
Cambio en las relaciones del sistema familiar
La entrada en la adolescencia de uno o varios miembros de la familia obliga a ésta a realizar reajustes. Podemos decir que la adolescencia no es solamente un proceso de cambio personal del protagonista, sino que constituye una etapa de transición y cambio en las relaciones del sistema familiar: se tiende a producir una autonomía progresiva de los adolescentes respecto de sus padres y viceversa, es decir, una autonomía progresiva de los padres respecto de sus hijos (ej. Ya no quieren ir a todos lados con los padres y los padres no quieren ir sin ellos). Se trata, por lo tanto, no solamente de un proceso de emancipación de los hijos sino de búsqueda de la autonomía progresiva de todos los miembros del grupo familiar.
Las dificultades de la adolescencia son en gran medida fruto de la actitud de los adultos que le rodean, que no saben cómo enfrentarse al despertar intelectual, social, afectivo, sexual y moral de aquellos. En esta fase se hace precisa la tolerancia de los padres a la socialización creciente y a la separación progresiva de los hijos que están accediendo a la edad adulta y a su preparación para la vida diádica mediante una reavivación de la relación conyugal y social. El proceso de individuación del adolescente debe corresponderse con un proceso paralelo en los padres que les ayude a "centrarse en sí mismos" en tanto que individuos y en tanto que pareja, capaces de fijarse objetivos de vida propios, desligados de la parentalidad.
Aquí surge el síndrome del nido vacío y aparecen dificultades en la pareja si esta no es sólida y tiene claro que la etapa de padres "protectores" llega a su fin y deben hacer vida de pareja de nuevo, como cuando eran novios, pero con otra edad, otras necesidades… En esta etapa es cuando surgen alteraciones emocionales y crisis personales y de pareja (falta de comunicación, de empatía, falsos mitos…)
Los padres debemos ser capaces de "encuadrar" y respetar la búsqueda de identidad e independencia de los hijos, de "tolerar" los conflictos y "consentir" la integración progresiva de estos a los procesos familiares de toma de decisiones; todo esto sin olvidar mantener e incluso reforzar los límites intergeneracionales y la alianza parental. El "feed-back", el tira y afloja, debe estar integrado en el ambiente familiar como un proceso normal en esta época de la vida familiar.
Desarrollo afectivo y sexual
Hay un pase por el autoerotismo y la identidad genital adulta. Una de las diferencias más notables entre el niño y el adolescente es el desarrollo de la sexualidad en este último.
La adolescencia convierte la sexualidad en una cuestión central y se comienzan con experiencias sexuales que traen consigo riesgos específicos y la posibilidad del sufrimiento que acompaña a menudo a estas relaciones cuando no se dan en un contexto de sentimientos correspondidos.
No hay que olvidar que la sexualidad abarca aspectos tan amplios como las relaciones interpersonales, la afectividad, los sentimientos y las sensaciones compartidas entre dos personas. El desarrollo de la maduración sexual del adolescente pasa por fases de autoerotismo, sexualidad más o menos manifiesta con los iguales, hasta la llegada a la identidad genital adulta.
En la adolescencia la masturbación es frecuente y se puede acompañar de sentimientos de culpa. También es importante tener en cuenta que en las fases tempranas de la adolescencia se puede dar un periodo de relaciones muy estrechas con amigos del mismo sexo que incluye un alto grado de intimidad física, sin que esto implique una orientación sexual determinada cuando se llegue a adulto. Generalmente es en las fases intermedias y avanzadas de la adolescencia en las que se comienzan propiamente las relaciones sexuales.
Bueno, ya tenéis las claves del desarrollo psicológico de la adolescencia. Vuestros hijos será uno más del instituto y cuando comience el curso tened muy en cuenta estos rasgos típicos para poder mantener una buena relación con ellos, que es lo principal. Con esto no digo que todo sea coser y cantar, pero nos resultará más fácil comprendiendo la etapa en la que se encuentran y sobre todo que están buscando su identidad.
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