Cambio del discurso negativo interno hacia uno mismo
Algo muy común en la cultura del sufrimiento es machacarse y maltratarse a uno mismo con mensajes internos negativos que hacen que la persona se vaya degenerando sin darse cuenta.
Desde esta premisa nadie puede vivir o crecer de una forma libre porque su mente, su memoria está ya programada desde hace mucho tiempo atrás para pensar desde todo lo peor, desde los miedos. Para que se entienda bien en lo que consiste esto del discurso interno negativo y cómo esto nos condiciona, vamos a ver unos ejemplos extremos, pero que lo vemos en nuestro día a día en los comentarios de calle, en los medios de comunicación: televisión, internet, periódicos…
Uno de los ejemplos es el discurso político a nivel mundial, os invito a que ahora mismo pongáis la tele o veáis una noticia en cualquier medio de papel o digital, y hagáis un análisis simple fijándoos en lo que dicen, cómo lo dicen, cómo se expresan. Es muy curioso porque el discurso negativo también a nivel político es un reflejo más de lo que vivimos en la cultura del sufrimiento. Se centran en la pelea o la guerrilla entre ellos o entre partidos políticos, eternizando el conflicto y al final no se ocupan de lo que realmente importa que es solucionar o resolver los problemas que se presentan. Claro, es que todo es muy complicado, nos dirían. No, lo realmente complicado es lo que se ha puesto en práctica a lo largo de transgeneraciones que es repetir y repetir y repetir el no ponerse de acuerdo en nada porque al final no se trabaja desde el amor ni desde una comunicación sana, si no desde los intereses individuales que además tienen que ver con los traumas internos de cada uno que todavía no están resueltos y por lo tanto se representan como un lastre tortuoso en el exterior, en la forma en la que tóxicamente nos relacionamos con nosotros mismos y por lo tanto con el mundo.
La humanidad, como digo, ha repetido tanto a lo largo de tanto tiempo el no ponerse de acuerdo en lo que realmente importa que al final es el esquema cognitivo que llevamos a la práctica inútilmente ya que no nos lleva más que a la repetición conflictiva sin solucionar nada. Se limitan a decir que todo es muy difícil porque y no se dan cuenta que eso es lo fácil. Por que lo fácil en la cultura del sufrimiento es eso, sufrir o no resolver. Otro ejemplo de discurso negativo interno es la guerra entre dos pueblos cercanos, o entre dos ciudades. Este conflicto sin ninguna lógica explicativa llega en algunos momentos a llevar a la gente a ensalzarse en peleas psicológicas o físicas que llegan a la gravedad incluso a la muerte. Lo que la humanidad todavía no se ha enterado es que cuando aparca este tipo de conflictos que no nos llevan más que a la peleilla eterna es cuando empezamos a trabajar desde el amor, la empatía y empiezan a formarse memorias de felicidad, pues te estás desprendiendo de una carga aprendida en el pasado remoto.
¿De dónde viene la negatividad en nuestro discurso?
La formación de un esquema cognitivo negativo surge en un pasado remoto, es decir, hace mucho tiempo atrás por algo que me ha hecho sufrir en la vida, por algo que me pasó y que dándome cuenta o no dándome cuenta me dolió y no logré superar, bien porque no tenía las herramientas necesarias, o porque nadie se puso en mi lugar, o porque no me sentí entendido, escuchado, protegido sostenido, mirado por alguien con el que poder expresar y liberar lo que estaba dentro de mi…, y es aquí donde empieza a nacer la memoria en la que la persona se siente víctima de algo en la vida, siempre víctima.
Cuando el ser humano se siente víctima en la vida ya sea de una forma consciente o inconsciente se empiezan a desarrollar emociones muy nocivas que tienen que ver con el autoconcepto de uno mismo: "me siento solo", "nadie me quiere", "me han rechazado", "me siento abandonado", "han abusado de mi"… Este esquema cognitivo negativo que se forma en la mente acerca de uno mismo hace que la persona vaya creciendo en la vida con un organismo muy debilitado porque los mensajes que se sostienen dentro de él son del tipo: "no soy suficiente para nadie", "no soy valioso", "me siento una carga", "lo único que hago en esta vida es molestar". Cuando hablamos de un organismo debilitado estamos hablando de una persona que vive su vida desde la angustia, la ansiedad, el nerviosismo, el malestar como una base principal, y que además, ya la tiene aprendido e interiorizado dentro de su sistema interno a fuerza de repetirse a sí mismo el mensaje interno de que en la vida no es ni suficiente ni válido.
Cuando una persona se ha criado rodeada de personas maduras emocionalmente su organismo interno (su mente) va creciendo fuerte y seguro. Un organismo fuerte significa que los pensamientos o el discurso interno tienden a la tranquilidad, empatía, positividad. Esto es lo que se conoce como apego seguro, es decir, personas que tienen una crítica sana de ellos mismos y del mundo, son capaces de tener conversaciones saludables sin la tendencia o necesidad de hacer daño o aplastarse a ellos mismos o al otro. Estos son los esquemas cognitivos que nos interesan ir poniendo de ejemplo para ir desarrollando poco a poco la formación de una memoria de felicidad.
¿Cómo se crea este discurso negativo?
Una memoria de felicidad se forma de la misma forma que una memoria de sufrimiento, lo único que tenemos que hacer es darle la vuelta a la moneda. Todo esto va a dar lugar a un discurso interno positivo y sano con uno mismo y con el mundo. Para que se entienda bien vamos a poner un ejemplo imaginando que somos niños pequeños, de 4 o 5 años por ejemplo:
El niño que se siente entendido, escuchado y protegido va a desarrollar una o unas memorias de felicidad, ¿por qué? Ese niño si puede expresarse de una forma libre. Libre no hay que confundirlo con un estilo educativo permisivo cada vez más extendido en la cultura del sufrimiento caracterizado por la ausencia de normas y límites donde todo es posible, es el niño a menudo quien manda y los adultos caen en la torpeza de caer en la sumisión por no ser capaces de implantar una disciplina sana y comunicativa. Los adultos no tienen ninguna autoridad medida sobre el niño, lo que significa que el niño que necesita un guía en la vida que les vaya marcando un camino no lo tiene. En estos casos los padres permisivos no se dan cuenta que están criando a niños inseguros y frágiles, pues en la vida real no se les va a permitir muchas cosas, entonces desarrollan una gran frustración cuando hay algo que no lo pueden conseguir o se les dice no, pues tienen una memoria antigua en la que todo se le ha permitido, cualquier cosa o capricho que han querido decir, hacer o comprar.
Este es el perfil de padres que al no saber educar a sus hijos exigen a otros profesionales, normalmente maestros o profesores, que lo hagan por ellos. Una de las quejas más comunes de los profesionales de la educación en nuestro país refiere a este hecho. Los padres requieren u hostigan a los profesores que su hijo está teniendo un mal comportamiento que lo está llevando a perderse en cualquier campo de su vida, personal, escolar, familiar… Instan una atención plena para sus hijos, es decir, cargan a los profesores con una responsabilidad que no es de los profesionales educativos, pues estos educan en otras áreas muy importantes.
¿Cómo cambiar este discurso negativo?
El desarrollo de unos niños y chavales felices y con una disciplina respetuosa ante la vida es una responsabilidad que tiene que partir plenamente desde la familia, así que, por favor, dejemos ya descansar en este sentido a los profesores, que bastante tienen con sopesar y llevar adelante a cientos de alumnos sin prácticamente ninguna ayuda por parte de la competencias oportunas.) y segura, sabiendo que si se equivoca no le van a responder con una reprimenda si no con una explicación lógica y una comunicación basada en el entendimiento y en el respeto. El mayor regalo que se le puede hacer a un niño es premiarlo con mensajes positivos que atiendan a su valía en la vida (lo valioso que es) con todos los talentos que tiene. Los niños deben de ser consciente que las personas que tienen alrededor son capaces de atenderlos, escucharlos y mirarlos cuando hay algo que quieran contar, sobre todo cuando tienen alguna inquietud, algún problema o malestar. En la cultura del sufrimiento muchos adultos piensan que los niños nunca tienen quejas o nunca se sienten mal, y esto es un error. Los niños también tienen problemas, por ejemplo de algo que le ha podido pasar con algún amigo, o con los estudios, o con cualquier cosa. Y estas cosas ellos necesitan tratarlas con alguien que esté ahí abierto a sostener todo eso. Esta es la mirada que el niño necesita porque el mensaje interno es: "hay alguien en la vida que me mira, me comprende y me quiere, por lo tanto soy importante en la vida"
La creación de memorias de felicidad y desprendimiento de lo que nos hace sufrir es algo vital y que trabajo en la consulta con mis pacientes o con los pacientes que trabajan vía on-line. La persona empieza a tener cambios significativos que los hacen mejorar en otras áreas de su vida.
Las informaciones publicadas por MundoPsicologos no sustituyen en ningún caso la relación entre el paciente y su psicólogo. MundoPsicologos no hace la apología de ningún tratamiento específico, producto comercial o servicio.
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