Busca en el arte la manera de sentir

Reflejar nuestros anhelos y nuestros miedos es una manera de sentir que se puede conservar la emoción de vivir, es una manera de no borrar de nuestra mente lo que creemos y solo cuando la gran mayoría renunciamos, perdemos. Quizá solo sino nos obligamos a ser adultos demasiado pronto comprenderemos que el sentido de la vida no está en los patrones marcados y prestablecidos. Sino en nuestra intuición, esa habilidad atrofiada que acabamos olvidando con el tiempo y que cuando la perdemos, nos sentimos perdidos y olvidados. La angustia, la ansiedad, la rapidez de la vida nos hace desconectar de lo que nos guía para actuar.

Solo viviendo a un ritmo, solo a ese ritmo agudizaremos nuestros sentidos para prestar atención a lo que nos dice.

¿Y qué es la atención? La atención es el silencio, aquellos pensamientos que nos hieren, aquella voz que tenemos olvidada, somos nosotros revelando que no es el mundo, sino nosotros los responsables. Somos ruido, somos sombra, esa que nos hace insensibles, esa que nos hace vulnerables, esa que nos hace odiar, fingir y sentir la derrota.

Es justo el miedo a admitirlo, la huella que nos dejaron, la justificación de que nos marcaron. Esa distorsión de la realidad que nos enseñaron y que con ella vivimos, sin saber muy bien en que situación o en que momento llegó y nos estancó.

Si aceptamos el dolor de sentirnos responsables, solo si aguantamos aunque no sea cierto, quizá dejaremos de sufrir y dejaremos de repetir la misma historia. Caer y vivir con nuestro pensamiento, es un proceso duro, que evitamos constantemente. Y no deja de ser la necesidad del ser humano de superarse y que no sea solo la crítica, sino la tranquilidad de actuar cuando otros no pueden.

Buscamos que el mundo nos ayude en un mar oscuro, buscamos que nos salven personas que piden que las salven. Pedimos que otros sean fuertes cuando nosotros dejamos de serlo.

Sabemos las respuestas, solo que duelen.

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