Trucos psicológicos para lograr tus propósitos de año nuevo y dejar de fallar
¿Cada año te propones una larga lista de propósitos de año nuevo y nunca la cumples? Consigue que este año sea diferente. Descubre los trucos psicológicos más eficaces para lograrlo.
El año nuevo tiene una magia muy especial. En un sentido metafórico, el contador se pone a 0, y tenemos otras 365 páginas en blanco que llenar de vivencias, recuerdos, anécdotas y mucho más. Los últimos días del año son el mejor momento para establecer una lista de propósitos que queremos. Así, empezamos enero con una gran cantidad de ilusión y energía, convencidos de que este será posiblemente nuestro año.
Si sois habituales del gimnasio, a estas alturas ya os habréis dado cuenta de que en enero, y muy especialmente las primeras semanas, se ha convertido en un hervidero de actividad en el que encontrar una máquina libre es poco menos que una misión imposible. Sin embargo, en febrero parece que el volumen de gente empieza a bajar, y en marzo solo encontramos a los/as socios/as comprometidos/as que siguen su rutina habitual.
Tanto es así que las estadísticas nos dicen que menos de un 10% de las personas cumplen con sus propósitos de Año Nuevo, una cifra desoladora que nos lleva a preguntarnos, por qué el índice de fracaso es tan elevado.
¿Cómo lograr tus propósitos de año nuevo?
Uno de los primeros pasos para establecer unos buenos propósitos de año nuevo es cumplir con unos parámetros que hagan que estas metas sean posibles.
1. Intenta que tu lista de propósitos de año nuevo sean realistas
Salvo que seas un genio de los idiomas, si no tienes ni idea de inglés probablemente proponerte hablar como un nativo no sea algo fácilmente asequible, del mismo modo que si cobras un sueldo modesto no sea sencillo ahorrar para irte de vacaciones a un hotel de cinco estrellas en las Bahamas. A menudo nos imponemos metas demasiado elevadas, y en no conseguirlas hace que nos desanimemos. Empieza por intentar pensar con propósitos que estén dentro de tus posibilidades, como poder chapurrear inglés o en irte de vacaciones a alguna isla un poco más cercana.
2. Quien mucho abarca, poco aprieta
Cada uno de estos propósitos para año nuevo conlleva energía, cambio y disciplina. Crear nuevas rutinas no es nada fácil. Por eso procura que tus propósitos, especialmente si son exigentes como ponerte en forma o ponerte las pilas con los idiomas, sean pocos y concretos. "Voy a bajar 10 kgs" es mucho mejor propósito que un genérico "Voy a adelgazar", y nos permite hacer un seguimiento de si lo estamos cumpliendo o no.
3. Diseña un plan de acción
Las buenas intenciones están muy bien, pero a menudo se quedan varadas en el mundo de las ideas. ¿Cómo podemos hacer que se materialicen? Con un plan de acción. Cuando des con tu propósito para el año nuevo, pregúntate: ¿cómo voy a conseguirlo? Quizá empieces a asistir a una academia de idiomas dos veces por semana para trabajar tu inglés, lleves a tus hijos/as a jugar al baloncesto todos los domingos o sustituyas las galletas del desayuno por unas piezas de fruta. Para llegar al fin, necesitamos un medio.
4. Cada propósito cumplido conlleva una renuncia
Especialmente si se trata de actividades nuevas, adquirir un nuevo hábito conlleva abandonar o sustituir uno viejo. Quizá para ir a tus clases de inglés tengas que renunciar a echarte la siesta, o llevar a tus hijos al cine los domingos conlleve dejar de hacer planes con tus amistades ese día. Ante todo, ten claro a qué vas a renunciar para hacer hueco a esa nueva rutina y sopesa si estás dispuesto a hacerlo.
5. No te guíes por el todo o nada
"Buf, esta semana no he podido ir al gimnasio, soy lo peor." Este pensamiento, aunque punitivo, no es tan malo por sí mismo. Lo realmente malo llega la semana siguiente, cuando dices "Bah, total, no fui la semana pasada, tampoco pasa nada porque no vaya esta".
"No importa cuántas veces caigas, importa cuántas veces te pones en pie".
Antiguo proverbio
Si una semana no has podido ir al gimnasio o no has encontrado la energía, sencillamente sigue adelante e inténtalo la semana que viene. Nuestros propósitos de año nuevo no son mandamientos, no están grabados en piedra. Fallaremos, tropezaremos y los incumpliremos, pero lo que cuenta al final del día es si volvemos a seguir el camino de su cumplimiento o no.
6. Recompénsate por tu éxito
Si nadie nos reconoce lo duro que es instaurar hábitos nuevos en nuestra vida (o no lo suficiente), estará en nuestras manos hacerlo. Antes de trazar el plan de acción piensa en un premio. Puede ser algo tangible, como un bombón de chocolate o esa cerveza que tanto te gusta, o por el contrario, una actividad placentera como dar un paseo o tomarte un rato para leer. Reserva esa recompensa para los momentos en los que hayas cumplido con las acciones que lleven a tus propósitos, como haber asistido a todas las clases de inglés de la semana o haber ahorrado cierta cantidad de dinero al cabo de un mes. De esta forma, el proceso de cumplir con tus metas es mucho más amable y benévolo.
7. Hazlo por ti
Los estudios demuestran que las personas que están motivadas externamente, es decir, aquellas que hacen dieta o van al gimnasio sólo para ser más atractivas de cara a los demás, o los que dejan de fumar porque alguien se lo pide, difícilmente se adhieren a sus objetivos. Por el contrario, aquellos que están motivados internamente (hacen ejercicio porque les gusta, hacen dieta o dejan de fumar por su salud) son los que consiguen mantener sus objetivos a largo plazo. Es por esta precisa razón que debes crear la lista de propósitos de año nuevo pensando únicamente en ti y no para demostrar algo a los demás.
8. Cuida tu salud mental
Para poder cumplir tu lista de propósitos de año nuevo debes disponer de una buena salud mental. Tener fuerza de voluntad o motivación no es suficiente si tienes algunas lagunas en tus emociones. Por este motivo, acudir al psicólogo para mejorar tus puntos débiles puede ser una buena apuesta para lograr cada uno de tus propósitos para año nuevo.
¿Por qué es importante hacer una lista de propósitos de año nuevo?
Si no queremos pasar por la vida sin darnos cuenta de lo que hemos hecho, es importante poder realizar un balance de qué camino llevamos, hacia donde vamos y si caminamos en el sentido adecuado o hay que recalcular la ruta.
Muchas veces actuamos cortando fuegos, simplemente pasamos por la vida sin un rumbo fijo. Y muchas veces nos damos cuenta de que la vida que llevamos no es la que queremos cuando ya es demasiado tarde para hacer cambios o cuando nos sucede algún hecho que nos paraliza o hace reflexionar (como una enfermedad grave o la muerte de un familiar).
A veces cuando alguien querido y joven muere tras una enfermedad dura, pensamos en su vida y añadimos una frase del estilo: "que pena, con todo lo que le faltaba por hacer en la vida" y entonces empezamos a ponernos en el lugar de esa persona y pesamos: "tengo que hacer cambios en mi vida, si me dijeran que me quedan unos meses, no me gustaría morir con la vida que llevo ahora”. No esperemos a ese momento, hacer un balance a final de año ayuda a llevar las riendas de la propia vida, a valorar lo que se ha logrado, lo que falta por lograr y plantearse cambios de cara al año siguiente a través de una lista de propósitos.
Así, hacer un balance de fin de año ayuda a ser partícipes de nuestra propia vida y agentes activos en vez de sujetos pasivos que se dejan llevar por la corriente.
¿Cómo y cuándo es adecuado hacer el balance de tus propósitos fin de año?
1. No hace falta esperar al último día del año
Es frecuente dejar para el 31 de diciembre este listado, pero entre el trabajo, tener que arreglarse para la cena de Nochevieja y los preparativos varios, puede que no le dediques el tiempo que requiere este momento. Es por eso que puedes ir haciendo el balance durante estas últimas semanas o incluso de cara a los primeros días del año que viene. Lo importante es dedicarle el tiempo que requiere para que el ejercicio tenga un sentido y no se convierta en un ejercicio de revista sino en algo que te aporte emocionalmente un rumbo.
2. Valora los logros obtenidos
Cuando hacemos el balance de fin de año tenemos la tendencia a valorar lo que nos ha pasado negativo pero rara vez le dedicamos el mismo tiempo a pensar en los logros que hemos obtenido y las metas conseguidas. Para que sea un balance, tiene que haber cosas positivas y negativas; es como si haces un balance de gastos e ingresos, no sólo puedes poner los gastos que has tenido, sino que también debes poner los ingresos para valorar si has tenido pérdidas o ganancias. Pues emocionalmente tenemos que hacer el mismo ejercicio, valora lo que has logrado, las metas alcanzadas, los pasos hacia adelante que has realizado en algún aspecto de tu vida, etc. No valores sólo lo que ya está conseguido sino también los pequeños avances. Por ejemplo: si sólo valoras el haber acabado una carrera universitaria, pasarás años de tu vida de estudiante frustrado. Sin embargo, si valoras las asignaturas que has aprobado durante el último año, quizás te motivarás más para seguir estudiando y superándote de cara al próximo año.
3. Aprende de los errores
Haz una valoración de los errores cometidos en tu anterior lista de propósitos e intenta no fustigarte demasiado con ellos. Para lograr no castigarte en exceso, piensa en lo que se tiene que hacer diferente para que el año que viene no vuelvas a tener que recordar los mismos aspectos negativos de tu vida. Valorar los errores ayudan a cambiar la situación, así que sé consciente de ellos y plantéate cambios.
4. Proponte nuevas metas
El balance de fin de año va de la mano de los propósitos de año nuevo. ¿Vas en el camino que quieres? Entonces es simplemente seguir caminando. Si por el contrario sientes que la vida que llevas no es la que quieres tener (en algún aspecto o en varios), es hora de proponerte nuevas metas y empezar a luchar para lograrlas poco a poco.
5. Revisa tu balance de vez en cuando
Va bien hacer este balance por escrito porque ayuda a ser más consciente y a poder hacer revisiones cada X meses. No es lo mismo olvidarte de él hasta el próximo 31 de diciembre que ir teniéndolo en cuenta a lo largo de los meses. De esa forma no tendrás años perdidos, ya que siempre serás consciente del camino a seguir y te podrás reconducir más rápido que si lo revisas una vez al año. Recuerda que tú mismo tienes las llaves que abren las puertas de tu felicidad. Tan sólo tienes que recordar que tienes el manojo, ir probando y memorizando qué llave abre cada una de esas puertas.
Cada vez que empezamos con nuevos propósitos lo hacemos con la mejor de las intenciones pero frecuentemente perdemos pronto de vista ese objetivo y nos dejamos llevar. Perdemos la motivación inicial, y poco a poco nuestros propósitos se convierten en papel mojado.
Estaría bien preguntarse ¿Cuál es la razón para hacer este cambio en mi vida? Cada uno tendrá que ver, que los beneficios superen a los perjuicios, si no será muy difícil conseguirlo. Por otra parte, conviene saber que lo que está planificado facilita su cumplimiento, así que para poder hacer un buen plan nos tendremos que plantear preguntas del tipo.
- ¿Cómo lo voy a llevar a cabo?
- ¿Lo puedo hacer yo solo o necesito ayuda de alguien?
- ¿Lo puedo hacer en casa o tengo que desplazarme?
- ¿Qué tiempo tengo para dedicarle?
- ¿Qué complicaciones pueden surgir?
Está comprobado que la acción antecede a la motivación; es decir, cuanto antes empieces a cumplir con tu lista de propósitos de año nuevo, más motivado estarás para continuar. ¡No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy! Un buen truco es compartir tus propósitos con amigos y familia. Además de incentivarte a cumplirlos, al compartir, tendrás tus objetivos más presentes.
Las informaciones publicadas por MundoPsicologos no sustituyen en ningún caso la relación entre el paciente y su psicólogo. MundoPsicologos no hace la apología de ningún tratamiento específico, producto comercial o servicio.
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La verdad es que tienes toda la razón, siempre das muy buenos consejos,haces que todo sea más sencillo. Al final es una manera de vivir.