Por qué las parejas infelices siguen juntas
Según datos de ENSD (Estadística de Nulidades, Separaciones y Divorcios los divorcios han bajado un 2,9% en España.
En el año 2018, 95.254 parejas decidieron poner fin a su matrimonio, 4.098 se separaron y 92 pidieron la nulidad matrimonial. El número de divorcios cayó un 2,9% a comparación con años anteriores según publicó el Instituto Nacional de Estadística (INE). Sin embargo, lo cierto es que de las parejas que se casan antes de los 50 años, casi un 50% de ellos recurren al divorcio y cada vez son más las parejas que se comprometen muy jóvenes.
Las parejas a menudo se comprometen sin conocer del todo a la persona con la que comparten su vida, ya sea porque tienen un hijo rápidamente como casarse sin conocerse demasiado. Tras situaciones como estas continúan juntos aun sabiendo que no están enamorados o que quizá no quieren lo mismo. Pero, ¿por qué hacemos esto?
La principal causa de parejas infelices que siguen juntas suele radicar cuando hay un hijo de por medio. Porque da pena dejarlo y no ver al niño crecer al completo y creen que van a influir negativamente en la educación de su hijo, etc.
Pensamiento cultural
Lo cierto es que muchas personas permanecen juntas a causa de la situación económica o los recursos que tienen juntos. Pues los sueldos siguen siendo bajos para poder alquilar o comprar una vivienda una persona sola y más si hay un hijo de por medio y es necesario aportar una pensión. Son muchos los estudios que muestran que los factores sociales tienen un gran poder en esta forma de vida, pues si nuestros amigos, familiares o la propia cultura nos han enseñado que es normal seguir juntos a pesar de todo, nosotros lo hacemos sin pensar en qué queremos realmente o nos hace felices. No es hasta que conocemos a una tercera persona que nos pueda ilusionar cuando tomamos una determinación drástica.
El miedo
El miedo al cambio, sobre todo cuando se ha empezado con la relación de muy joven y han pasado los años y no sabrías cómo vivir sin esa persona es uno de los mayores miedo. Aún así, el miedo al cambio es general pues nos provoca una ansiedad por no saber qué ocurrirá después o si seremos menos infelices de lo que pensábamos. Pensar en dejar a la pareja nos da miedo, seguir con ella insatisfacción. Pero, ¿y si la dejas y no eres más feliz?
Aceptación
Cuando una relación no funciona los dos individuos suelen darse cuenta de esa insatisfacción. En gran parte de las ocasiones el miedo a ese cambio provoca que no se reconozca por ninguna de las partes y los matrimonios sigan juntos sin que pase absolutamente nada por miedo. Esto puede llegar a ser muy confuso tanto para la propia pareja como para los hijos y amigos que la rodean.
Seguramente, todos seáis conscientes de que no funciona, que lo único que queda es miedo y el propio apego de tanto tiempo juntos. En muchas ocasiones la frustración por encontrar aquello que realmente querríamos puede derivar a frecuentes infidelidades o a que cada individuo haga la suya sin importar el otro y se reúnan en la vivienda como punto en común. ¿Es necesario seguir haciéndose esto? ¿Por qué no aceptamos que nos estamos haciendo daño?
Aceptar lo que ocurre puede cambiar nuestra realidad, allanar el camino a nuevas oportunidades y experiencias que ni imaginábamos que podrían aparecernos y nos gustan. Parecerá curioso pero cuando las personas dejan a su pareja por otra persona que también lo ha hecho, la satisfacción en esa relación es mucho mayor. Aunque en realidad, lo importante es que aceptar la situación reduce nuestro miedo y facilita las cosas para todo el mundo.
Para muchas personas estar solos por un tiempo es necesario para aceptar lo ocurrido y pensar qué se quiere y cómo queremos vivir. Una forma muy positiva de aumentar nuestro crecimiento personal y construir nuevas relaciones satisfactorias desde lo sano. Una experiencia transformadora y libre que nos permitirá crecer como personas.
Las informaciones publicadas por MundoPsicologos no sustituyen en ningún caso la relación entre el paciente y su psicólogo. MundoPsicologos no hace la apología de ningún tratamiento específico, producto comercial o servicio.
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