Los trastornos de la conducta alimentaria: prevalencia en la población española.
Los TCA han supuesto en las últimas décadas un importante reto para la salud pública, convirtiéndose en una de las patologías psiquiátricas más preocupantes de la adolescencia y la juventud.
Los TCA son un grupo de trastornos mentales caracterizados por el desorden en el comportamiento alimentario y la preocupación por la comida y el miedo a ganar peso. Han entrado en las clasificaciones diagnósticas internacionales del DSM-IV-TR (APA, 2000) y CIE-10 (OMS, 1992) como trastornos específicos, los más representativos son la anorexia nerviosa (AN) y la bulimia nerviosa (BN) y los más frecuentes, los trastornos de la conducta alimentaria no especificados (TCANE). Estos trastornos han supuesto en las últimas décadas un importante reto para la salud pública, convirtiéndose en una de las patologías psiquiátricas más preocupantes de la adolescencia y la juventud debido a la gravedad de su sintomatología asociada al elevado índice de cronicidad (Agras, Walsh, Fairburn, Wilson & Kraemer, 2000; Birmingham, Su, Hlynsky, Goldner & Gao, 2005; Strober, 2004) y por la incidencia cada vez mayor que existe en la población.
El progresivo incremento de su prevalencia, la evidente disminución de su edad de inicio y su potencial gravedad con riesgo significativo de muerte, así como los factores socioculturales que pueden generarlas y sus graves secuelas físicas, psicológicas y sociales, han despertado una auténtica alarma social y los han convertido en un importante problema de salud pública, considerándose la anorexia nerviosa como la tercera enfermedad crónica más frecuente en la adolescencia (Lucas, Beard, O'Fallon & Kurland, 1991).
Recientes estudios epidemiológicos destacan un incremento en la incidencia de TCA, principalmente en mujeres jóvenes (entre 15 y 24 años de edad) con AN (Hoek, 2006), aunque la literatura existente informa de cambios observados en la edad de inicio, describiendo casos tanto de inicio precoz (Lahortiga-Ramos, De Irala-Estévez, Cano-Prous et al., 2005) como tardío (Lapid et al., 2010). Según el Plan de Salud de Cataluña (1999-2001) se ha producido un aumento en la población adolescente de los TCA de edades cada vez más tempranas, y aunque es difícil estimar la prevalencia de estos trastornos, la mayor parte de las investigaciones publicadas recientemente coincide en el aparente aumento del número de casos de estos trastornos en los países desarrollados en los últimos 50 años. En Españalos últimos estudios realizados coinciden en señalar una tasa de prevalencia de casos de TCA en población femenina de entre 12 y 21 años de alrededor del 4,1 y 6,41%.
Un trastorno de la conducta alimentaria necesita de un abordaje inmediato de los síntomas y de las conductas anómalas relacionadas con la comida así como de una intervención que incida sobre los aspectos emocionales y familiares del trastorno. Es alarmante el hecho de que sólo reciban tratamiento menos de un tercio de las personas con TCA (Jonson, Cohen, Kasen & Brook, 2002). Si tenemos en cuenta que en este tipo de trastornos un 20% de los casos tratados se cronifican (Morandé, Celada & Casas, 1999) y que la letalidad de los TCA está considerada como la más alta entre las detectadas por trastornos psiquiátricos, situándose los valores de mortalidad después de los 20 años en torno al 15%-20% (Garner, Vitousek & Pike, 1997), entenderemos la importancia de realizar una intervención en las primeras fases del desarrollo de los síntomas, ya sea tanto sobre el sujeto que padece el trastorno como de su entorno familiar.
Dra. Judit March Fuentes, nº col.: 18360
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