Límites y normas

Vamos a intentar desde Psicología Erasmus aportar un poco de información para poder diferenciar entre norma y límite, que se confunden en numerosas ocasiones.

Existen una serie de normas sociales y límites que aprendemos de forma inherente. Otros, en cambio, deben ser concretados, negociados y establecidos en los entornos familiares, educativos, sociales …

La concreción de las normas y los límites y el hecho de interiorizarlos ayuda a estructurar la conducta del individuo, fortaleciendo las potencialidades y los valores personales; así como una mejor adaptación social, familiar, escolar...

La "disciplina positiva" ya incide en la importancia de establecer normas y límites; además de que estén delimitados de una forma correcta, adaptados a cada situación.

El límite es el punto y final de lo tolerable según la norma establecida. Estos no se negociarán, ni con el otro ni contigo mismo.

El límite es una línea roja que compromete su seguridad, su alimentación, su descanso, su salud y sus relaciones sociales respetuosas. El límite se muestra con serenidad y firmeza en la voz, el tono, los gestos … (metalenguaje). Este límite no es solo tuyo, debe establecerse porque puede afectar a terceros. Un límite es todo aquello que te pone en peligro a ti o a otro debido a tu conducta.

Una norma es negociable, es una regla que ayuda a ajustar las conductas, las tareas, las actividades, horarios …; que favorecen la convivencia y establece criterios comunes.

Las normas no limitan, más bien reglamentan la convivencia. Las normas deben ser las mínimas imprescindibles, tienen que ser precisas y específicas para situaciones concretas. Los límites serán todos los que fuera necesario establecer, aunque no es necesario que sean muchos.

En determinadas ocasiones estos límites en la dinámica familiar y escolar no se aplican correctamente en la educación de los hijos/as. Pueden pasar dos cosas:

• Son demasiado rígidos: no adaptados al desarrollo evolutivo de tus hijos e hijas. Se ven demasiado coartados a experimentar y descubrir, a desarrollar el comportamiento exploratorio.
• Son demasiado permeables: los límites se saltan con mucha facilidad y no están adecuadamente establecidos entre los adultos y los hijos o entre los propios padres. En ocasiones se les permite a tus hijos que sobrepasen un límite muy adulto y en otras ocasiones les asignamos posiciones totalmente parentalizadas.

En numerosas ocasiones esta forma inadecuada de establecer límites en el ámbito familiar lo llevamos al campo social, académico … Esto supone que en determinados momentos intentamos sobrepasar los límites en otros campos porque en el ámbito familiar se saltan con demasiada facilidad.

En el terreno personal nos suele ocurrir con frecuencia que no sabemos marcarnos adecuadamente límites y normas porque realmente no sabemos diferenciarlos. O bien no estamos dispuestos a las renuncias y responsabilidades que conllevan. En otras ocasiones nos marcamos un límite del cual no somos tan conscientes que nos lo saltamos con facilidad, convirtiéndolo en una norma; e incluso despareciendo después de un tiempo. No vivimos esa norma o ese límite como propio, no los vivimos de forma consciente.

En el terreno educativo con los niños pequeños queremos marcar demasiadas normas y no permitimos que crezcan como personas. Estas normas que imponemos en muchas ocasiones lo hacemos desde nuestro "yo infantil"; tal vez influenciado por lo que vivimos o no vivimos en nuestra infancia y como llegamos a asimilar todo eso de una forma correcta. Consideremos que los límites y normas son dinámicos y deben ser revisados y reformulados para adaptarlos al momento evolutivo.

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