Cómo sobrevivir a las comidas navideñas con la familia política
La Navidad es una época de reencuentro, de estar con la familia, de comidas navideñas… Todos sabemos lo que eso significa. En una palabra: conflicto.
La Navidad es una época de reencuentro, de estar con la familia, de comidas navideñas… Una época feliz, sí. Pero para muchos una época cargada de conflictos, más que de regalos.
Alrededor de una misma mesa nos vamos a encontrar muchas personas, de diferentes generaciones, con diferentes valores, opiniones, ideologías políticas, incluso religiosas… volvemos a ver a personas tras mucho tiempo, que querrán saber de nosotros, ponerse al día rápidamente y nos acribillarán a preguntas, algunas más afortunadas que otras, algunas más fáciles de responder que otras. Cada cual con su mentalidad, sus manías, su forma de ser… pero todos juntos. Esta situación puede generarnos ansiedad solo de pensarlo.
Os invito a que os detengáis un segundo dentro de la locura navideña y reflexionéis sobre cómo y con quién queréis pasar estos días. Puede parecer una tontería, pero muchas veces accedemos a ir a cenas de empresa, con amigos o con familiares, cuando lo que realmente queremos es estar en otro lugar, con otras personas, simplemente porque no hemos tenido tiempo para recapacitar sobre ello. A veces, nos damos cuenta demasiado tarde, cuando estamos envueltos en una comida con personas con las que no tenemos de qué hablar o nos sentimos incómodos o de mal humor sin llegar a saber muy bien por qué. Aún estás a tiempo.
¿Cómo afrontar las tradicionales comidas navideñas?
Mi primera recomendación va en relación a la respuesta que acabéis de pensar. Si tienes claro que no te apetece ir, no vayas. Pero en ocasiones no es tan sencillo tomar esta decisión…O decir que no.
Puede ser que te sientas en la obligación de ir, porque les hace ilusión verte, estar todos juntos, y tú quieres hacerles feliz, total, si sólo es un día… O puede que ya hayas dado tu palabra, ¿y ahora cómo les digo que no voy? Voy a quedar mal… se van a enfadar… O quizá sabes que si vas, tendrás que aguantar a ese primo tan pesado que no se calla ni debajo del agua o esa tía tan cotilla que no para de hacerte preguntas sobre tu vida, y aunque te apetece mucho ver al resto de la familia, te tira para atrás estar con ellos.
Consejos para afrontar las comidas navideñas
Si a pesar de todo ello, decides ir, aquí van algunos consejos para hacerlo más llevadero:
1. Ajusta las expectativas
Antes de nada, debemos ajustar nuestras expectativas. Es posible que si no queremos ir, nos imaginemos la peor situación posible, donde todos nuestros miedos se hagan realidad. Es posible que pase, eso no lo podemos negar, pero seguro que todo no puede ser tan malo. Piensa en las cosas positivas que puedes encontrar, ya sea ver de nuevo a personas que echas de menos, volver a casa o ir de viaje a otro lugar, disfrutar de la comida casera de esa persona que cocina tan bien, etc. Tú eliges si centrarte en lo bueno o en lo malo. ¿Qué tiene más peso para ti?
2. Anticípate
En el caso de que podamos anticipar por ejemplo una discusión, porque todos los años discutimos con la misma persona o del mismo tema, podemos pensar qué contestar de antemano para no dejarnos llevar por el enfado o cómo cambiar de tema. Por ejemplo, si esa persona todos los años se sienta a nuestro lado, podemos probar a sentarnos en otro lugar. O si sabemos que hablando de determinado tema, como suele ser la política, el ambiente se va a caldear, mejor si no lo sacamos. Muchas veces anticipamos lo que va a ocurrir (suele ser el peor escenario posible) y nos quedamos ahí. Vamos a sacarle partido, de modo que tengamos un as en la manga ante cada problema o imprevisto que pueda surgir.
3. No idealices
Esto en el peor de los casos… pero tampoco conviene que lo idealicemos, pues no todo va salir perfecto. Quizá una persona no pueda asistir, haya alguna discusión o digas algo de lo que después te arrepientas. Una vez más, tú decides en qué centrarte. Puedes pensar que sólo por eso que ha ocurrido se ha echado todo a perder pero, ¿de veras ha sido así?
4. Ten sentido del humor
Una buena estrategia para cualquier situación es tomarte las cosas con sentido del humor. Ya sea una pregunta indiscreta, una pullita o algo que no ha salido como teníamos previsto, siempre será mejor intentar ver el lado gracioso. Si somos incapaces, podemos poner en práctica otras estrategias como hablar con otra persona, irnos a otra habitación… pero si el malestar no mengua y realmente nos estamos sintiendo mal, quizá sea momento de irnos. Y con esto retomo la primera recomendación que os he dado: ser conscientes de cómo estamos y elegir. Llegados a este punto podemos sentirnos orgullosos por haber acudido y poner fin a velada.
¿Cómo afrontar las primeras comidas navideñas en pareja?
La situación puede ser especialmente incómoda si se trata de la primera comida navideña con la familia de nuestra pareja o si ya existían tensiones previas. En este caso hay un abanico muy amplio de situaciones: desde la presentación o primera vez que pasamos las fechas con su familia, hasta las típicas disputas como la repartición desigual de las fechas.
Si es la primera vez que cenas con ellos, porque no has tenido oportunidad antes o porque eliges justo la navidad para hacerlo, lo único que puedo decirte es: ¡buena suerte! Espero que las estrategias anteriores te sean de ayuda.
Si consideramos que la repartición no es equitativa, lo mejor es expresárselo a nuestra pareja y proponer otra distribución. Quizá la acepte, quizá no y debamos continuar negociando hasta llegar a un acuerdo. Pero pensad que siempre será mejor expresar cómo nos sentimos para poder buscar una solución, que pretender que la otra persona lo adivine o aguantarnos y que el resquemor aumente, porque después estaremos a disgusto.
Si es la familia la que quiere pasar más tiempo con nuestra pareja y sentimos que estamos entrando en una competición, debemos pararlo. Si continuamos con ello, lo único que vamos a conseguir es que tenga que elegir entre tu familia o yo. No compares ni compitas, entiende que la relación que tiene con sus padres y la que tiene con contigo es diferente. Esto también lo podemos aplicar a las costumbres, forma de cocinar, de relacionarse… Debemos ser flexibles. Cada familia es diferente y eso no significa que sea mejor o peor.
Del mismo modo, debemos poner límites si sentimos que el respeto no es mutuo. Quizá sintamos que se implican demasiado en los problemas de pareja, que nos agobian o se toman libertades. Podemos expresarles cómo nos sentimos y hasta qué punto nos vamos a sentir cómodos y a partir de cuál no. Por ejemplo, en el caso de que nos digan cómo hacer las cosas, podemos agradecerles el consejo y aclarar que nosotros preferimos hacerlo de este modo, o expresar que hasta ahora nos ha funcionado haciéndolo así, pero que seguiremos su consejo y lo probaremos a ver qué tal. El objetivo es tratar de hacer respetar nuestra forma de actuar, pero sin echar por tierra la de ellos.
Podemos poner en práctica los mismos consejos para tratar de no propiciar ni alimentar las discusiones con la familia política. En este caso podemos apoyarnos en nuestra pareja y comunicarle cómo nos estamos sintiendo. Podemos pensar en nuestra pareja como nuestro aliado, pues es importante que nos apoyemos mutuamente. Si somos la otra parte, tratemos de entender lo que nos está expresando y mediar entre unos y otros.
Si hemos tratado de todos los modos posibles llevarnos bien con ellos, pero vemos que es imposible, aceptémoslo. Quizá sois demasiado diferentes, pero eso no significa que no podáis hacer un esfuerzo por no discutir, aunque sea por vuestra pareja. ¡Espero que estas pequeñas recomendaciones de cara a la Navidad os sean de ayuda!
Las informaciones publicadas por MundoPsicologos no sustituyen en ningún caso la relación entre el paciente y su psicólogo. MundoPsicologos no hace la apología de ningún tratamiento específico, producto comercial o servicio.
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