¿Merece la pena salvar mi matrimonio?
Éste es un extracto de mi diario. Agradezco cualquier consejo u opinión. Muchas gracias.
Un saludo. Tengo 43 años, llevo 15 años casada más cinco y medio de novios. Tengo dos niñas. Hasta aquí, bien.
Nuestra historia empezó como la mayoría, todo fue muy bonito al principio, nos divertíamos, nos enamoramos, pasamos duros momentos juntos, los superamos, nos compramos el piso y nos casamos. Nos amábamos mucho. Somos dos personas racionales y analíticas y sabíamos lo que hacíamos. Todo iba muy bien y éramos muy felices.
Poco a poco empezaron a venir dificultades. Al principio nada significativo, pero gota a gota el vaso se iba llenando.
La maternidad lo cambió todo. Yo tenía muchos problemas para quedarme embarazada, y tras año y medio de intentos ya prácticamente sólo teníamos relaciones los días de la ovulación. Aún así, cuando me quedé embarazada fuimos inmensamente felices. Cuando nació el bebé todo cambió. Yo me vi muy absorbida por la maternidad y he de admitir que algo obsesionada, también fruto de mis dudas e inseguridades. Él se sintió apartado. Y yo decepcionada al ver que no se involucraba como yo me había imaginado (aunque es muy bien padre).
Lo superamos y decidimos ir a por otro. La misma historia. Año y medio de intentos y un aborto en medio. Cuando me volví a quedar embarazada, me sentí muy feliz.
En ese tiempo vino la primera crisis económica. Yo tengo un trabajo fijo y estable, él no y se vio afectado. Durante mi segundo embarazo, él trabajaba horas y horas intentando ganar algo, con lo cual yo estaba sola en casa con mi niña de tres años y mi embarazo. Aún así, yo me sentía bien, con una familia a la que adoro. Él no. Cayó en depresión y encontró consuelo en una amiga común. Yo lo descubrí cuando mi segundo bebé tenía quince días de vida.
Creo que mis hijas me salvaron de hacer una locura, porque el dolor y el desgarro que sentía me hacía pensar en acabar con ese sentimiento como fuese. Ambos negaban lo evidente, incluso cuando yo encontraba pruebas y preguntaba por ellas. Me hacían sentir que estaba loca y me lo imaginaba todo. Busqué ayuda en amigas que también me traicionaron y contaron toda mi historia a todos mis conocidos, y que el el fondo eran más amigas de ella que mías. Así que en poco tiempo me vi también sin amigas.
Hablamos mucho, fuimos a terapia, él me explicó que la rutina en la que habíamos caído, la situación económica y su propia depresión lo mataban y que esta amiga simplemente estuvo ahí para escucharlo.
Trabajamos mucho, valoramos las posibilidades,y decidimos seguir adelante. Durante un tiempo la cosa fue mejor. Cambiamos de ciudad, salimos de nuestra zona de confort y empezamos una vida nueva. Pero ahora todo vuelve a estar como antes.
Otra vez la rutina nos ha vencido, nuestra comunicación es mínima y nuestra intimidad, cero. Es verdad que la convivencia es cordial, no discutimos y nos organizamos bien, pero yo sé que él está enfadado por la situación, porque es algo que ya hemos hablado muchas veces y que aún así se vuelve a repetir, y que ya no me quiere. Cualquier cosa que digo o hago es criticable, no se interesa por lo que hago o por mi día a día, y cuando yo le pregunto a él me responde con monosílabos. Tenemos vidas prácticamente independientes aunque vivamos juntos, y en una de las últimas conversaciones me dijo que si estuviésemos en España ya se habría separado.
Los dos somos muy buenas personas y yo aún lo amo, pese a todo. El pensamiento que me atormenta es que ninguno de los dos nos merecemos una vida así, y que desde luego él se merece algo mejor. Yo lo amo y quiero que sea feliz, aunque sea sin mí. Últimamente he fantaseado con la idea de estar sola y no tener que dar explicaciones a nadie de lo que hago o dejo de hacer. No tengo miedo a dar ese paso, sí un poco al trámite, pero no quiero hacer nada de lo que me pueda arrepentir, porque sigo enamorada y si hay alguna posibilidad de reparar esta relación me gustaría intentar hasta el último recurso.
Yo me siento bien en el resto de las facetas de mi vida, me encanta mi trabajo y creo que soy una gran profesional, y adoro a mis niñas. Por supuesto, sé que hay aspectos de mí misma que me gustaría mejorar, entre ellos los que me impiden tener un matrimonio sano.
Me gustaría tener una opinión de alguien que no me conozca y me pueda dar una visión un poco más «desde fuera» y más objetiva. ¿Merece la pena salvar mi matrimonio? Muchas gracias.
November 2020
En mi vida ha habido varios momentos en los que he necesitado ayuda psicológica, precisamente porque esos aspectos mejorables en mi actitud me limitaban o condicionaban y he decidido mejorarlos.
Yo soy una persona bastante pasiva y con poca iniciativa, y con muchas inseguridades. Me gusta estar muy segura de las cosas y contrastar mucha información antes de tomar decisiones. Me gusta estar en casa, soy más intelectual que deportista, y mis actividades al aire libre favoritas son caminar o tomar el sol. Mi marido es todo lo contrario. Es activo y deportista, no soporta la rutina (mientras que a mí me da seguridad) y tiene mucha iniciativa aunque no es impulsivo.
Durante muchos años yo me adaptaba a su ritmo de vida y a sus necesidades, de manera inconsciente, porque sabía que su modo de entender la vida es bastante más saludable. Pero últimamente disfruto más la tranquilidad de la casa, la música, una buena lectura, que es en realidad lo que a mí me gusta. Él ya no cuenta conmigo para hacer planes, y lo entiendo, porque practica deportes y va a lugares a los que yo no podría seguirlo. Él no soporta esa faceta más «pasiva» de mi personalidad, aunque antes me aceptaba como soy,y yo por mi parte me pregunto si realmente debería cambiar por mí o sólo por adaptarme a lo que él demanda.
No hablamos, pero nos conocemos. Él se siente frustrado, decepcionado y atrapado en una relación que no le hace feliz, y su actitud hacia mí es fría y distante. Yo, por el contrario, soy una persona sensible y afectiva, y esa actitud de el hacia mí no me motiva a cambiar.
Me he planteado acudir a terapia...una vez más. Pero realmente lo que me pregunto es si de verdad estoy dispuesta a cambiar o si ese cambio servirá para algo en mi relación, porque yo me siento bien conmigo misma y acepto mis defectos.
Éste sería un resumen bastante escueto, por supuesto hay mires de matices más por ambas partes que también influyen.
Mi principal deseo, porque lo quiero, es que sea feliz, aunque eso implique serlo sin mí. Así que en este punto, vuelvo a reformular mi pregunta. ¿Merece la pena intentar salvar mi matrimonio? ¿Cuál sería el primer paso?
Muchas gracias por haber llegado hasta aquí.
November 2020
No estoy muy segura de que lo que nos ha funcionado otras veces funcionase ahora. Nuestro estado de ánimo y nuestra actitud es diferente ahora. Nuestra comunicación es mínima. Tendríamos que empezar desde mucho más abajo,y no estoy segura de si ambos estamos dispuestos.
¿Qué puedo hacer para salir de la rutina, cuando estamos tan limitados por el covid y cuando tenemos intereses tan diferentes?
Muchas gracias por leerme.
December 2020
Anoche hablamos...por iniciativa suya. Nos seguimos queriendo y no nos imaginamos la vida el uno sin el otro, pero no somos felices. Él está volviendo a entrar en depresión por todo esto,y yo me siento súper culpable. No queremos separarnos, aunque lo veamos como posibilidad, pero la alternativa es vivir así. No tenemos queja el uno del otro en otros aspectos. Y sin embargo, el muro que se ha creado entre nosotros parece totalmente infranqueable. Le propuse ir a terapia pero, aunque no se niega, no cree que vaya a funcionar. Yo siento que mi desidia en este caso nos ha vuelto a traer hasta aquí. Siento que soy yo la que, por una vez, tiene que tomar la iniciativa. Pero, ¿qué hago? ¿Por dónde empiezo? Creo que ya es un poco tarde para que sólo con pequeños detalles la cosa se vaya a arreglar.
23 de January
Ahí seguimos, esforzándonos día a día. Al menos el esfuerzo mutuo por salir de la rutina es evidente. Creo que algo estamos avanzando, aunque lentamente. La clave está posiblemente en seguir dando pasos hacia adelante, aunque sean pequeños.
26 de February
La verdad es que sigo bastante perdida. Él parece haberse rendido y yo a veces me pregunto si tendrá razón y el amor se acabó entre nosotros. Lo cierto es que no tenemos grandes conflictos, no discutimos, nos organizamos bien, somos un equipo como padres... Pero nuestro proyecto como pareja falla.
Apenas tenemos contacto sexual, y es cierto que la chispa y el deseo ya no saltan entre nosotros. Él sigue pensando que no quiere vivir así y que es hora de plantearse la separación. Yo no le tengo miedo a eso, soy una mujer trabajadora y económicamente independiente,y hace tiempo que aprendí a ser emocionalmente independiente también. Pero sinceramente, no creo que separarnos nos haga más felices y, además, yo le amo. Pero precisamente porque le amo, quiero que sea feliz, y siento que no puede ser feliz conmigo. Eso me hace infeliz a mí también.
En cualquier caso, no es una decisión fácil. Ojalá supiera qué hacer o qué pasos seguir, en uno u otro sentido.
Muchas gracias por leerme.
30 de March
Hola de nuevo. De nuevo vuelvo a buscar consejos y opiniones. Mi situación no mejora, seguimos igual. Sin embargo, me siento cada vez más triste y sé que él también. No sé cómo afrontar el problema. Nada de lo que hago parece ser suficiente, y él parece haberse rendido hace ya tiempo.
En una de nuestras últimas conversaciones, tratando de buscar soluciones que no sean el divorcio (por muchos motivos, por nuestras hijas, por motivos económicos, porque tampoco creemos que sea la solución a nuestros problemas individuales), le propuse tener un matrimonio abierto. No sé mucho sobre el tema, sólo lo que he leído en alguna revista y lo que he visto en alguna película. Al buscar información descubrí que no era lo mejor para evitar el divorcio, sino todo lo contrario.
Él no me ha contestado y yo de todas maneras no creo que yo fuese capaz, aunque cada vez siento más presión porque no tenemos relaciones sexuales y porque él es cada vez más infeliz (y yo como consecuencia).
Yo por mi parte he empezado a fijarme más en mí, en hacer las cosas que me gustan aunque eso implique hacer menos tareas en la casa, por ejemplo, y la verdad es que ya no sé ni lo que siento por él.
Tal y como lo siento lo cuento,y tal y como lo cuento parece que no hay otra solución y que lo más coherente sería separarnos. Pero en el fondo, aunque siga fantaseando con la idea de estar sola, sé que no es lo que quiero.
Ya no sé qué pensar, ni qué hacer, pero me siento muy culpable por dejar (o por haber dejado) morir este matrimonio. Ahora mismo parece que nuestras diferencias son insalvables y que ya nunca volveremos a sentir lo que sentíamos. Y sin embargo, aunque quisiéramos tampoco no podríamos divorciar, sobre todo por el enorme gasto que eso supondría.
Agradezco cualquier consejo u opinión. Muchas gracias por leerme.