Introducción a los trastornos de personalidad
Introducción general a los que son los trastornos de personalidad según el DSM-IV y su clasificación.
Una persona tiene un trastorno de personalidad cuando, desde la adolescencia o primera juventud, tiene una forma persistente, inflexible y desadaptativa de percibir, relacionarse y pensar sobre el mundo que le rodea. Esto causa un deterioro funcional significativo o malestar subjetivo. Un ejemplo sería: yo pienso que soy un ser especial dotado de una inteligencia mayor al resto de la media y, por eso, se me debería tratar con respeto y deferencia a todos los lugares a los que voy, ya sean restaurantes, cines o simplemente por la calle.
Esto lo pienso todos los días a todas horas y cualquier cosa que me digas que rebata mi pensamiento es inaceptable y mentira. La característica principal de un trastorno de personalidad es un patrón de experiencia interna y de comportamiento que se aparta acusadamente de las experiencias de cultura del sujeto y que se manifiesta en al menos de las siguientes áreas: Forma en la que él piensa, la forma en la que él siente, forma en la que se relaciona con los demás o en el control de los impulsos.
El patrón tiene que ser constante e inflexible y teñir muchas de las situaciones sociales y personales de la persona en su día a día. Es decir, tener un jefe que se cree Dios en el trabajo no sería tener un jefe con trastorno de personalidad sino simplemente un mal jefe. Para que tuviera un trastorno de personalidad tendría que creerse Dios desde la adolescencia y esperar que todo el mundo familia, amigos y empleados le adoraran. Para que una persona tenga un trastorno de personalidad tampoco puede estar bajo los efectos de cualquier droga o estar bajo los efectos del "mono" de la misma. Si sabemos que el vecino del quinto se toma de manera regular LSD y piensa que los extraterrestres le pueden leer los pensamientos y por eso va con un gorro de papel aluminio en la cabeza, posiblemente no sea un trastorno de personalidad sino simplemente los efectos del LSD.
Otro factor a tener en cuenta es la cultura en la que nace y se desarrolla la persona. Si una persona nace en una cultura donde lo normal es deformarse la cabeza desde pequeños porque así se sienten más atractivos, y por azares de la vida llega a la Europa actual, tampoco tendría un trastorno de personalidad pues el deformarse la cabeza sería algo normal en su cultura aunque en la europea no lo sea.
Los tres grandes grupos de trastornos de la personalidad
Los trastornos de personalidad según el DSM IV se dividen en tres grandes grupos: grupo A, grupo B y grupo C (se puede observar que los psicólogos no nos caracterizamos por nuestra inventiva a la hora de poner nombres a las cosas).
- Dentro del grupo A están los trastornos de la personalidad paranoide, esquizoide, esquizotípico.
- Dentro del grupo B están los trastornos de la personalidad antisocial, limite, histriónico y narcisista.
- Dentro del grupo C están los trastornos de la personalidad evitativo, dependiente y obsesivo compulsivo.
Una persona solo puede tener un trastorno de la personalidad con rasgos de otros del mismo grupo (cosa común) y, muy raramente, rasgos de otro grupo. Lo que no puede tener una persona es un trastorno de personalidad del grupo A, otro del C y, a veces, otro del B. Es decir, no se puede ser un esquizoide antisocial con rasgos dependientes, pero si se puede ser un narcisista con rasgos antisociales o un paranoide con rasgos esquizotípicos.
Aunque actualmente hay mucha investigación sobre trastornos de personalidad, las características particulares de formas de pensamiento inflexibles, hacen que sean tratamientos de larga duración y en el caso de los antisociales de beneficios cuestionables.
El entorno también los padece
Para acabar, un trastorno de la personalidad puede que la persona no lo sufra directamente y sean los que están alrededor los que lo sufren. Ejemplo: los que padecen un trastorno antisocial suelen saltarse la ley de manera habitual o usar a las personas exclusivamente para obtener beneficios personales sin importarles los sentimientos de los demás o los que sufren un trastorno obsesivo compulsivo suelen tener normas rígidas de comportamientos tanto para ellos como para el resto. Si otra persona llegara, por ejemplo,un minuto tarde a una cita, podría enfurecerles de manera exagerada. También destacan por la dedicación excesiva al trabajo o a la productividad sin importarles que no vean ni traten a su familia.
Las informaciones publicadas por MundoPsicologos no sustituyen en ningún caso la relación entre el paciente y su psicólogo. MundoPsicologos no hace la apología de ningún tratamiento específico, producto comercial o servicio.
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