7 pautas para disfrutar la navidad en familia

Todos hemos temido en alguna ocasión esas reuniones familiares que se nos hacen eternas y que sólo tenemos ganas de que acaben. No nos damos cuenta de que eso también podemos cambiarlo.

28 NOV 2017 · Última modificación: 24 ENE 2018 · Lectura: min.
7 pautas para disfrutar la navidad en familia

De nuevo hemos llegado al período en el que todos queremos ser más solidarios, más felices, más empáticos y en definitiva mejores personas. Aunque hay algunos detractores de que limitemos a un período del año estas cualidades que casi todos tenemos, es mejor que prestemos atención a nuestro yo más solidario en una época del año que en ninguna. Por lo menos nos paramos a pensar un poco en las personas más necesitadas.

La Navidad puede ser una época preciosa para compartir con los nuestros los momentos más tiernos, para disfrutar de la compañía de seres queridos, para tener largas conversaciones de sobremesa, para jugar a ese juego de mesa al que jugamos cada año…

En ocasiones se nos atraganta el pavo porque en todas las familias hay rencillas y vamos a compartir con la familia incómodos, sólo estamos pensando en lo que nos distancia, no nos apetece compartir con ese familiar pedante, o con ese que todo lo sabe, ni con el otro que es muy prepotente… y se nos olvida que hay más gente, seguramente personas tan maravillosas como nosotros mismos que sólo quieren pasar un buen rato.

El primerpaso para pasar unos días compartiendo tranquilos es querer que sea así. Debemos estar seguros de que queremos que el tiempo que vamos a compartir en familia sea un tiempo provechoso, ameno, estrechar más los lazos, compartir y disfrutar, que es por lo que solemos juntarnos; por lo tanto el paso más importante y el primero es tener voluntad de que así sea.

El segundopaso es saber distinguir las cosas sin importancia que nos sientan mal y trabajar para que no se conviertan en las protagonistas de la fiesta. Es muy complicado que, si vamos pensando en que es muy pesado tener que cenar con cierta persona, en cuanto esa persona nos diga buenas noches ya vamos a estar incómodos, es en ese caso cuando nos abandonamos a la desidia y lo vemos todo con el prisma negativo, cualquier cosa, por pequeña que sea, nos sacará de quicio, por lo que no estaremos receptivos y las personas de nuestro alrededor seguramente lo notarán.

El tercer paso es planificar esos días centrando toda nuestra atención en los hechos positivos, en las cosas que sí que nos gustan de estar reunidos en familia, seguro que son más numerosas que las negativas pero por lo general tendemos a dar más importancia a las negativas. Desde que empecemos a pensar en las reuniones familiares debemos asociarlo a vivencias positivas, a momentos divertidos, momentos entrañables, momentos que hemos disfrutado.

El cuarto paso es ir a las reuniones con el mejor talante posible, con ganas de pasarlo bien, con ganas de disfrutar y de sacar lo mejor de uno mismo, poniendo el foco en lo positivo, en lo afortunados que somos al poder compartir estos días, a valorar lo que realmente es importante; para ello quizás debemos de tomar un poco de distancia y darnos cuenta de que cada uno de nosotros conformamos un ser diferente, con nuestras peculiaridades, rarezas, bondades, fragilidades, fortalezas… pero es nuestra gente.

El quinto, pero no menos importante es la empatía, si logramos ponernos en el lugar de la persona que nos suele sacar de quicio, seguro que encontraremos un ser que no es tan distinto a nosotros pero que quizás sus circunstancias le llevan a ese comportamiento. O tal vez simplemente su manera de ser y la nuestra están en las antípodas, lo cual no significa necesariamente que sea peor que nosotros, simplemente somos diferentes y la única manera de poder encontrar un punto concordante será la empatía.

El sexto es el respeto, respetar a cada uno en su manera de ser y de pensar es la expresión más pura del amor. Puede que no estemos de acuerdo, puede que veamos las cosas de forma diferente, y por supuesto podemos compartir nuestro pensamiento pero también debemos saber escuchar a personas con pensamiento diferentes al nuestro con respeto. No olvidemos el respeto hacia los anfitriones de la casa, son personas que ponen mucho empeño y todo su amor para que todo salga bien y la mejor forma de gratitud es ser la mejor versión de nosotros mismos.

El séptimo es procurar no sacar temas que realmente no nos llevarán a ningún acuerdo, aunque sabemos que debemos respetar a las otras personas, tal vez las otras personas no se hayan parado a pensar en esto y podrían incomodarse. Por lo que, en lo posible, evitaremos esos temas que no tienen fácil solución y que no nos van a aportar nada positivo.

En definitiva, son días para compartir en familia, para procurar pasarlo bien y para estrechar lazos. No están ideados para lo contrario.

Nosotros debemos procurar tomar un poco de perspectiva y sacar nuestro mejor yo, al fin y al cabo el buen sentimiento también se contagia y también nos beneficiará estar tranquilos y pasarlo bien con nuestros seres más queridos.

No olvidemos que nuestras vivencias presentes formarán parte del álbum de los recuerdos de nuestra vida.

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Escrito por

Graci Molines

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